Justicia

"Papas, quiero ser notario"

Cerca de 800 aspirantes se presentan a las oposiciones para acceder a una profesión que todavía convive con "leyendas"

BarcelonaOna es licenciada en derecho y hace más de un año que se despierta cada día a las seis de la mañana. Media hora más tarde, ya está delante de los libros. Sólo levantará los codos para almorzar y descansar un rato al mediodía, y volverá a ponerse a estudiar hasta el anochecer. Y así seis días a la semana, con la única variación del día que va a cantar el temario frente al preparador. No se está preparando las oposiciones para ser juez o abogada del Estado. Ona quiere ser notaria. El martes se presenta a las oposiciones que se realizan en el Colegio de Notarios de Cataluña. Pero no es la única prueba que tendrá que superar. Si pasa la exposición de la primera parte del temario de derecho civil y fiscal, todavía le quedarán otros tres exámenes teóricos (que abordan la parte del derecho mercantil, notarial, registral o hipotecario) y uno práctico: en total, unos seis años de preparación para memorizar unos 400 temas y ser capaz de resumirlos frente a un tribunal en poco más de un cuarto de hora. "Todo el mundo dice que un notario solo firma y cobra, pero hay mucho trabajo detrás", explica.

En la convocatoria de este año, la primera que se hace en el colegio catalán después de ocho años, se presentan 796 aspirantes –un 61% son mujeres– para un centenar de plazas. La estabilidad profesional que da la profesión es el anhelo de muchos de los aspirantes, pero una vez se logra sacarse la oposición no es coser y cantar. "Esto es una leyenda; se puede vivir bien, pero no tanto como se piensa la gente", explica el decano del Colegio, José Alberto Marín. Los notarios son los únicos trabajadores públicos con doble condición de funcionario y empresario. Esto significa que la plaza no te la quita nadie, pero el sueldo depende de los aranceles –que no se han tocado desde 1989– que se cobran por las actas levantadas, los trámites realizados y el trabajo de asesoramiento. Y aquí "goza la competencia" entre despachos.

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Marín también desmonta otro mito. Los notarios no solo resuelven herencias y trámites hipotecarios. El catálogo de tareas que han ido asumiendo a lo largo de los años es cada vez más amplio: parejas de hecho, bodas, declaraciones de discapacidad y asesoramiento sobre todo tipo de materia jurídica para que los ciudadanos sean capaces de dar "un consentimiento informado". "Normalmente, quien viene al notario con una idea clara sale con la contraria", dice Marín, quien explica que los ciudadanos estamos informados, "pero no completamente", porque desconocemos "todas las posibilidades" que hay sobre la mesa a la hora de ejecutar un trámite del ámbito civil o mercantil. Esta vertiente del trato con los ciudadanos es la que acabó de convencer a Ona de opositar. En su familia no hay otro notario y para ella fue decisiva la figura de un profesor de derecho que tuvo el último año de carrera, que acababa de aprobar las oposiciones y que le empujó a dar el paso. "Sin el apoyo de la familia" sería imposible, admite, consciente de la duración del proceso para prepararse el examen.

Dar fe de récords insólitos

Otra de las funciones más desconocidas, pero que pueden llevar a los notarios a situaciones más excéntricas, es la de dar fe. Marín explica que él mismo o sus colegas de profesión se han encontrado en situaciones tan inverosímiles como la de un hombre que quería que un notario acreditara que era capaz de subir cinco picos de 3.000 metros seguidos, haciendo las cimas con él. O de un señor que quería batir el récord de tiempo sentado en una silla. Y era necesario que el notario estuviera días enteros delante de él sin moverse para acreditar que él tampoco lo había hecho. "Aceptamos cualquier petición de acta de fe, pero tenemos el derecho legítimo de oponernos si debe hacernos perder mucho tiempo, porque tenemos la obligación de atender a todo el mundo, o si nos puede poner en riesgo". Él mismo impuso una serie de condiciones a la hora de dar fe de que un determinado modelo de vehículo temblaba cuando superaba los 150 km/h. "Les dije que cerraran una autopista para hacer la prueba y me pusieran protecciones".

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Pero la mayoría de actos de fe son en el marco de trámites administrativos, procesos judiciales, así como para levantar acta de juntas generales y reuniones de grandes y pequeñas empresas que solicitan sus servicios. "Muchas reuniones acaban convirtiéndose en discusiones familiares, nos encontramos con situaciones que es mejor no reproducirlas", dice Marín, riendo. Por suerte, en las actas los notarios solo deben dejar constancia de lo que tiene que ver con el orden del día.