Cuando un piso se abre hacia la luz

Los arquitectos de MH.AP Studio, Marina Huguet y Andy Peñuela, tienen la costumbre de poner en los proyectos el nombre de los clientes. Lo hacen muchos arquitectos; no es una cuestión arbitraria. Si la reforma de este piso del Eixample de Barcelona lleva el nombre Sílvia & Diego se debe a que los arquitectos reconocen –y así lo remarcan– que los propietarios, una pareja joven que trabaja desde casa en el mundo digital, se han implicado, y mucho, en las decisiones que se han tomado durante la concepción del proyecto y durante la obra.

De hecho, tanto Silvia y Diego como los arquitectos del estudio MH.AP sabían que las decisiones debían tomarse a partir de tres condicionantes de éstos a los que no se puede renunciar. El piso está en la primera planta de un edificio del año 1900, y conserva el pavimento de baldosas hidráulicas originales, unos mosaicos Nolla organizados en alfombras que eran y debían seguir siendo una de las grandes joyas de la casa. Igualmente, las molduras del techo son trabajos preciosos de yesero de la época, y como en el caso de las alfombras de hidráulicas no sólo debían preservarse con la transformación de los espacios, sino que era necesario potenciar la extraordinaria belleza que exhiben .

El tercer condicionante es que el piso, de unos 130 metros cuadrados en una planta en forma de abanico que se abre hacia la calle y que se vuelve más estrecha en la parte que se acerca más al patio de manzana, era originalmente una serie de espacios estrechos, muy divididos y la mayoría sin la vida que da una entrada de luz natural. Por eso, como dicen los arquitectos Marina Huguet y Andy Peñuela, "la reforma se centró en transformar estos espacios estrechos y segmentados en zonas de estar abiertas e interconectadas". La idea de abrirse a la luz natural está directamente relacionada con la de ensanchar el paso, o mejor dicho los pasos, para que la luz que entra por las fachadas llegue lo más adentro posible.

Con la nueva apertura de los espacios, la luz circula con mucha fluidez, pero sobre todo circulan con facilidad los que habitan la casa. Para conseguir esta nueva manera de moverse, más libre y más diversa, con mucha más relación entre los espacios, ha sido esencial derribar tabiques y acortar el pasillo para activarlo y que sea un lugar que facilite el paso de estancia a estancia. Pero sobre todo ha sido primordial la decisión de situar la cocina en el centro de la vivienda, como espacio de transición. Con una importante manzana central como sitio para cocinar, y sus dos lados como paso que se abre hacia las tres zonas de estar que dan a la calle, la cocina también comunica, al otro lado, con el pequeño pasillo que va al dormitorio principal, con su terraza que ocupa una parte del patio de manzana.

La sala y el comedor

Con las alfombras de baldosas más espectaculares, la sala y el comedor ocupan dos espacios completamente abiertos uno a otro. Podría decirse que es un solo espacio, pero precisamente la división original de los mosaicos y también la preexistencia de los falsos techos decorados singularizan cada uno de estos espacios. Y el hecho de que los propietarios hagan mucha vida de mesa, les guste hacer cenas y comidas para los amigos y también disfruten mucho con los juegos de mesa ha resultado decisivo para que la zona del mirador sea la del comedor y no la de la sala, que se reserva la intimidad del área que cubre la alfombra de al lado. Anexo a la zona de estar, el estudio de trabajo de la pareja se encuentra directamente relacionado con el espacio de relax y también con la cocina.

Y sí, volvemos a estar en la cocina, esa zona que en el piso de Silvia y Diego favorece todas las conexiones, pero también fija las bases para que sea una casa bien organizada. De hecho, el gran trabajo de diseño de mobiliario por parte de los responsables de MH.AP Studio se afronta no sólo con el objetivo de que todo tenga un espacio para ser almacenado y no quede de por medio, sino también para que el mobiliario genere espacios con una o varias funciones más o menos determinadas y una flexibilidad de uso a conveniencia. Así, en la cocina hay un armario que se abre como zona para los desayunos, entre otros muchos armarios para guardar los utensilios más diversos, incluso los juegos de mesa cerca del comedor.

La madera de roble natural se hace omnipresente en el piso, y le aporta, además de lugares de almacenamiento, una materialidad y unificación entre los espacios que recorre como un zócalo, más o menos alto, con una superficie más o menos lisa, desde el comedor hasta el dormitorio principal, abrazando su cama.

No nos olvidemos de otro elemento que juega un papel importante en la casa y que, junto a la madera, une los espacios. Hablamos del color, especialmente del tono azul oscuro con el que se ha pintado el nuevo falso techo de la cocina, algunas de sus puertas y también el pasillo o espacio de entrada. Es un color que, proveniente de una de las tonalidades de las baldosas, se abre a la luz natural como lo hace la vivienda y va cambiando su luminosidad hasta convertirse en un azul casi Klein. Es un recurso más, como el de la tonalidad rosa pardo de los baños, que en todo caso potencia el deseado diálogo entre la tradición que se mantiene en el piso como un clásico y la apertura hacia la modernidad.