Tomàs Casals: "Cuando quieres innovar en el sector literario español, todo el mundo te mira extrañado"
Cofundador de Bookish, empresa dedicada al envío de novedades editoriales por suscripción
Cada mes envían a sus suscriptores una novedad editorial sorpresa. Explíquenoslo.
Es sencillo. Trabajamos con cerca de una treintena de editoriales españolas: de las mayores a las más pequeñas. Cada mes, de todos los libros que publican, escogemos una novedad literaria y la enviamos a casa de nuestros suscriptores, sin que sepan cuál es. El libro le acompañamos de una guía de lectura, de una ilustración exclusiva firmada por un artista que interpreta alguna escena de la novela y de algún objeto complementario -como una bolsita de té- que ayuda a crear un ambiente ideal para leer. Nuestro objetivo es éste: que la gente disfrute teniendo un libro entre manos.
Bookish no es su primer contacto con el emprendimiento. Tampoco con el mundo de las editoriales ni con el de la literatura.
Mientras estudiaba me ganaba la vida dando clases particulares. La cosa me fue tan bien que acabé abriendo una academia en Sarrià y montando una editorial. Llegamos a publicar más de 100 libros de refuerzo escolar para grandes editoriales españolas. Fue entonces cuando dimos el salto al mundo tecnológico creando Tiching, una red educativa escolar en internet. Durante la época de digitalización de las aulas crecimos mucho y rápido: llegamos a ser 30 trabajadores. Me estaba convirtiendo en un director general de 27 años y sentía que, a menudo, no estaba haciendo las cosas por las que me embarcó en el proyecto. Por último, nuestra compañía la acabó comprando una editorial española.
Y entonces creó Bookish, que plantea un sistema bastante disruptivo en un sector editorial, quizá con demasiado miedo a arriesgar.
Cuando dices que quieres innovar en el sector literario español, todo el mundo te mira con cara extraña. Siempre he visto con asombro que el sector editorial no haya propuesto a los lectores nuevas formas de consumo, como sí han hecho otras industrias: Netflix con el cine y Spotify con la música. El libro, sin embargo, siempre se ha consumido igual. El sector tiene mucho miedo a la digitalización, un proceso que suele cambiar las dinámicas de los mercados donde penetra. Hace diez años que oímos hablar del libro digital, pero la industria ha optado -con acierto o no- por proteger el libro en papel. Además, la crisis les ha llevado a adoptar estrategias conservadoras.
¿Y dentro de estas estrategias, cómo encaja Bookish?
Muy bien. La gente no tiene tiempo de elegir un libro a través de Amazon. Nosotros se lo ahorramos y le ofrecemos estímulos para que se pegue a la lectura. Uno de nuestros grandes aciertos ha sido remar a favor de las editoriales, secundándolas con el modelo del libro en papel. Todas quieren trabajar con nosotros, por una razón: tenemos cerca de 1.000 suscriptores y eso significa 1.000 ejemplares vendidos de un tirón a un público proactivo y entregado, que hará difusión a través de las redes sociales.
De momento no trabajan con libros en catalán. ¿Por qué?
Nos encantaría. Pero en este primer año de vida hemos querido comprobar que el proyecto funcionaba y, para ello, hemos escogido la lengua mayoritaria. Acabamos de cerrar una ronda de financiación de 200.000 euros, que nos servirán para seguir creciendo y desembarcar en México en dos años. Este año facturaremos 150.000 euros y prevemos terminar el 2018 llegando a los 350.000 euros.