La vivienda en Cataluña

¿Quieres ir a vivir al mundo rural? Encontrar casa todavía es complicado

La falta de vivienda es uno de los principales problemas con los que chocan las personas que quieren establecerse en los municipios pequeños de toda Cataluña. ¿En qué punto estamos y qué están haciendo las administraciones para solucionarlo?

Núcleo de Arbolí, en el Baix Camp, uno de los más de 300 micropueblos que hay en Catalunya.
09/11/2024
3 min

Queralbs, en el Ripollès; Boadella y las Escaules, en el Alt Empordà; las Piles, en la Conca de Barberà, o la Sentiu de Sió, en la Noguera. Son sólo cuatro de los 337 municipios de menos de 500 habitantes que tiene Cataluña, según datos de la Generalitat. Se trata de los conocidos como micropueblos. Juntos suman el 35% de la superficie del país pero, en cambio, sólo concentran el 1,1% de la población. Ahora bien, desde la pandemia, los pueblos pequeños han visto cómo la demanda para ir a vivir ha empezado a activarse. Sin embargo, quien quiere ir a vivir no lo tiene fácil: encontrar una vivienda de compra o alquiler es una misión casi imposible.

"En muchos micropueblos no hay viviendas disponibles y las que sí son de protección oficial ni tienen precios asequibles", alerta David Verge, alcalde de Planoles, en el Ripollès, y responsable de vivienda en la Associació de Micropobles de Catalunya. Éste es el escenario resultante de varias décadas sufriendo un goteo constante de pérdida de habitantes. "En los últimos 40 años, ha habido pueblos que han perdido el 50% de la población", cifra Virgen. Esto se tradujo en el cierre de varias escuelas rurales por falta de alumnado, la desaparición de comercios por falta de clientela y jóvenes que se marchan a la ciudad porque no encuentran trabajo en el territorio. "Aun así, desde hace un par de años, este despoblamiento se ha estancado e incluso está viniendo a vivir gente al mundo rural", reconoce. Sin embargo, quien lo hace se topa con un parque de vivienda insuficiente, incapaz de absorber no sólo la demanda de quien quiere trasladarse, sino también la de los jóvenes que no quieren irse del municipio.

Las segundas residencias

Uno de los micropueblos de Cataluña que sufren los efectos de la falta de vivienda es Arbolí, en el Baix Camp. Tiene 129 habitantes y tiene Reus a menos de media hora en coche. Es un lugar muy tranquilo, rodeado de naturaleza y un punto de referencia para los amantes de deportes como la escalada. "Todo nos convierte en un lugar muy apreciado para las personas que buscan una segunda residencia o un entorno rural para vivir de forma más calmada y en contacto con la naturaleza", explica Magda Seriol, alcaldesa de Arbolí. Hoy en día, una parte significativa de las viviendas del pueblo son segundas residencias o alojamientos turísticos que quedan vacías buena parte del año. "Esto limita la oferta de alquiler o venta para las personas que quieren venir a vivir de forma permanente –explica la alcaldesa–. También hay casas vacías que podrían rehabilitarse", apunta.

De hecho, Arbolí forma parte de la lista de municipios que sufren problemas de acceso a la vivienda y que cuentan con una alta concentración de viviendas de uso turístico. Para revertir la situación, el municipio ha redactado este año un Plan Local de Vivienda. El documento servirá para elaborar un diagnóstico de la situación con indicadores cuantitativos y cualitativos, gracias a sesiones participativas para escuchar la voz del vecindario. "Este plan también tiene como objetivo formular estrategias y actuaciones para la planificación de políticas de vivienda en pequeños municipios y micropueblos, teniendo en cuenta sus recursos y competencias, con la colaboración del equipo técnico del Consell Comarcal del Baix Camp, que apoya en el despliegue de las políticas", termina Seriol.

Acciones en marcha

Los pequeños pueblos dependen a menudo de administraciones mayores para poder ofrecer algunos servicios y atacar problemas como el de la falta de vivienda. "Como ofrecen una calidad de vida que no se puede encontrar en las ciudades masificadas, los precios de las viviendas existentes son elevados", diagnostica Pere Moradell, consejero comarcal de vivienda del Alt Empordà. Ésta es, precisamente, la comarca que concentra más micropueblos de Cataluña. "Cuesta encontrar viviendas disponibles porque a menudo son viviendas viejas que necesitan grandes reformas que los propietarios no pueden asumir, y en el caso de herederos prefieren vender a precios muy elevados", continúa. Ahora, a través de la Diputación de Girona, se está ofreciendo asesoramiento para revertir el empleo irregular y controlar la vivienda de uso turístico limitando el número de licencias que se conceden. Por su parte, la Generalitat aprobará en breve el Estatuto del Municipio Rural, que debe revitalizar los micropueblos.

Para la Asociación de Micropueblos de Cataluña, incrementar el parque de vivienda disponible en el mundo rural es clave para avanzar en el reequilibrio territorial. "Está claro que, de los 50.000 pisos prometidos por el presidente Isla, al menos un 20% deberían construirse o rehabilitarse en el mundo rural", reclama el responsable de vivienda de la entidad. "No podemos caer en el error de realizar sólo pisos de protección oficial en las grandes ciudades, como en los últimos 40 años", afirma.

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