La gran sequía

¿Cómo reducirán el consumo de agua los municipios en situación de emergencia por sequía?

La mayoría de ayuntamientos defienden que hacen todo lo posible por reducir el consumo de agua y discrepan de los datos del Gobierno

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El río Muga, a su paso por Perelada

GeronaLa próxima semana saldrá la resolución oficial de la Agencia Catalana del Agua (ACA) para confirmar que los 22 municipios del Alt Empordà que se abastecen del acuífero Fluvià-Muga, además de dos pueblos del Baix Camp, pasarán de la fase de excepcionalidad por sequía a la emergencia. Esta subida del nivel de peligro por falta de agua obliga a los ayuntamientos afectados a fijar un tope máximo de consumo de 200 litros por habitante al día.

La mitad de los municipios ampurdaneses, sin embargo, incumplen este baremo y suben a cifras superiores a los 300 litros. Este jueves se han reunido telemáticamente con el director de la ACA, Samuel Reyes, que les insta a sancionar a los vecinos a que hagan un uso desproporcionado del agua. Los gobiernos locales implicados, sin embargo, responden que no disponen de recursos y herramientas suficientes para conseguir rebajar, controlar y multar familia por familia.

Además, la mayoría de los consistorios alto-ampurdaneses argumentan que los datos que les presenta la ACA no se corresponden con los números de los contadores municipales. Es el caso de Vilademat, que según las dotaciones mensuales calculadas por la ACA gastó 378 litros por habitante, pero la alcaldesa Dolors Pons no está de acuerdo: "Los datos no nos atan por ninguna parte. Cuando miramos los resultados del contador de Agbar, la empresa que opera en el pueblo, no encontramos a ninguna familia que se haya pasado del tope y tampoco sabemos cómo la ACA contabiliza el impacto del turismo de verano en esta media".

Peralada, con 493 litros por habitante, es el municipio con mayor gasto hídrico, pero el Ayuntamiento reitera que hay muchas segundas residencias que no se contabilizan y que los campos de golf siguen operativos porque se practican deportes federados exentos de la normativa.

La ACA defiende que su cálculo ya tiene en cuenta oscilaciones de la población (aumento en verano) y, por ello, el tope se expresa en litros por habitante y día.

Comprometidos con las medidas

Pese al baile de cifras con la Generalitat, los ayuntamientos se muestran concienciados y reiteran que obedecerán todas las restricciones marcadas. "En Viladamat no regamos ningún jardín municipal ni limpiamos las calles con agua potable, y además, hemos hecho labor de educadores y pedagogos a los vecinos, que están cumpliendo", defiende Dolors Pons, que concluye: "El señor Samuel Reyes dice que en el Empordà hay muchos jardines verdes, pero aquí todo el mundo tiene el césped seco y quemado".

El director de la ACA ha asegurado que no es partidario de realizar cortes por sequía y que una medida más recomendable sería bajar la presión de salida del grifo. La alcaldesa de Viladamat responde de nuevo: "Aquí tenemos una presión de agua por debajo del 3, ya que renovamos la red de tuberías del casco antiguo y no subimos la presión para ahorrar agua", explica.

La campaña de la manzana, garantizada

Además de las restricciones de consumo por habitante y día, la entrada en el estado de emergencia también implica unas fuertes restricciones al campesinado, que debe reducir el riego en un 80%. El Alt Empordà es una zona de manzanos, que hace meses que sobreviven con poca agua y, a pesar de las altas temperaturas del verano y una nueva reducción del grifo, la cosecha de esta temporada no corre peligro. Así lo asegura Narcís Poch, coordinador de Unió de Pagesos de las comarcas gerundenses: “La ACA nos pide un sobreesfuerzo que quizás no nos tocaría después de todo lo que hemos sufrido, pero si tenemos que aguantar con poca agua, lo conseguiremos”, defiende. “Después de ajustarnos a todas las medidas, no tendría sentido dejar perder la cosecha, sería desperdiciar toda el agua que hemos utilizado hasta hoy”, concluye. La recogida de la manzana gala comienza a finales de agosto y el resto de variedades se cosechan durante todo septiembre.

Eso sí, si no llueve y siguen estos controles estrictos del riego gota a gota, la supervivencia de la próxima campaña de fruta ampurdanesa sí está en riesgo: “Si este otoño no hay lluvias, tendremos un problema serio para salir adelante”, anticipa Poch. Y continúa: “Somos los primeros interesantes en conservar el acuífero Fluvià-Muga porque si lo agotamos, lo agotaremos para siempre y, además, nos preocupa el turismo de verano que hace un consumo muy elevado y repentino”.

Diferenciar entre el Fluvià y la Muga

Según la ACA, el acuífero que se alimenta del Fluvià y la Muga forma parte de la misma unidad de explotación y se mide con un único piezómetro en Peralada, que ahora marca 14,4 metros por encima del nivel del mar, la cifra más baja desde 2009. Sin embargo, los campesinos piden baremos separados, ya que cada río recarga el acuífero de manera diferente. “La Muga tiene el embalse de Darnius Boadella, por lo que baja menos agua por el río y, por tanto, cuesta más recargar la parte del acuífero que se mide en Peralada; mientras que el Fluvià no tiene retención de agua y, cuando llueve en la Garrotxa, bajan riadas que llenan los pozos más rápido”, defiende Narcís Poch.

El Ayuntamiento de Sant Pere Pescador, un pueblo con un consumo de 110 litros por habitante junto a la desembocadura del Fluvià, también pide que se tenga en cuenta esta casuística diferencial entre los dos ríos. “La emergencia aquí es relativa, porque si bien se nos mide con el sensor de la Muga, a nosotros nos afecta más el Fluvià y nuestros datos nos demuestran que estamos al mismo nivel de agua que en 2021”, manifiesta Àlex Bertran, segundo teniente de alcalde del municipio.

Ante esta situación, la ACA se muestra abierta a negociar restricciones más quirúrgicas si el Fluvià se mantiene en mejores condiciones que la Muga.

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