Franquismo

El regreso fugaz y clandestino de otro presidente medio siglo antes que Puigdemont

El lendakari Leizaola atravesó de incógnito la frontera el 14 de abril de 1974 para asistir al Aberri Eguna en Gernika

22/04/2025

BarcelonaEl fugaz regreso de Carles Puigdemont el 8 de agosto del año pasado ya lo había hecho antes otro presidente. El 14 de abril de 1974, el Domingo de Pascua, el lendakari Jesús María de Leizaola realizó una visita clandestina a Gernika el día del Aberri Eguna para demostrar la capacidad de acción de las instituciones vascas en el exilio. Con Franco agonizante, el nacionalismo vasco quería llevar a cabo un golpe de efecto llevando al presidente vasco el Día de la Patria Vasca en la Casa de Juntas, que acoge al Árbol de Guernica, que simboliza las libertades de los vascos y es donde el lendakari promete el cargo.

Leizaola había sido consejero de Justicia del gobierno en el exilio hasta que relevó a José Antonio Aguirre como presidente cuando éste murió repentinamente en 1960. Desde entonces, él fue el encargado de mantener viva la llama del gobierno vasco en el exilio y de denunciar la dictadura franquista. Tras 37 años en el exilio, con 82 años, Leizaola ya no tenía miedo. Él fue, de hecho, el último integrante del ejecutivo en abandonar la capital vasca antes de la ocupación franquista en junio de 1937, en plena Guerra Civil.

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¿Pero cómo se gestó ese retorno efímero? El ARA ha reconstruido la historia en conversación con el presidente del Consejo Delegado de la Resistencia Vasca en el Interior, Fede Bergaretxe, que fue quien condujo a Leizaola a Gernika tras cruzar la frontera. La propuesta le hizo a finales de enero de 1974 el presidente del Euzkadi Buru Batzar (EBB) del PNV y consejero del gobierno vasco en el exilio Mikel Isasi, que previamente le había hecho llegar a Iñaki Durañona, también de la dirección jeltzale: "Le dije que era un disparate para que la Guardia Civil le despliega cada día; Carrero Blanco y paraban a toda la gente joven". Más sorprendido se quedó cuando Isasi le contó que el lendakari no sabía nada. "No te preocupes; si vosotros decís que sí, él no lo pensará", le dice a Bergaretxe.

Cuando éste lo propone en el núcleo duro del PNV en el interior, todos pusieron el grito en el cielo y sólo uno no puso mala cara. Fue el que sería futuro presidente de la formación, Xabier Arzalluz. "Él ayudó a convencer al resto", remarca Bergaretxe, quien dice que al día siguiente ya se pusieron a trabajar en el operativo que comandó Juan de Ajuriaguerra, presidente del PNV en su interior. Leizaola daría el sí poniendo sólo una condición: "Con mi edad yo no estoy por recorrer cuatro kilómetros por la montaña", le dijo a Isasi. "No sufra, iremos en coche", le respondió él. "Así, pues, adelante", le respondió él sin hacer más preguntas.

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En la víspera del Aberri Eguna, Leizaola se ponía en marcha desde Euskadi Norte en dirección a Bilbao en un vehículo con matrícula francesa con tres exmiembros del ejército vasco, conocidos popularmente como gudaris. El lendakari llevaba la documentación de un agente de aduanas de Hendaya fallecido pocos meses antes y que tenía lazos familiares con un cargo del PNV. Tras un primer intento fallido de atravesar la frontera en Irún por Behobia, finalmente lo hicieron por Bera y terminaron sin percance en la capital vizcaína. Allí les esperaban Bergaretxe y su esposa con el coche con el que el lendakari se desplazaría al día siguiente hasta Gernika. Leizaola hizo noche en Algorta, en la casa de veraneo de Sabin Zubiri, otro miembro de la dirección del PNV, donde le esperaban dos periodistas de laBBC y de Le Monde que habían sido convocados para que su visita clandestina tuviera eco internacional.

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Fotografía en el Árbol de Guernica

Al día siguiente, Leizaola se dirigió a la Casa de Juntas de Guernica, donde habían sido citadas una cincuentena de militantes sin saber que el lendakari estaría allí. Tras sobornar al vigilante para que abriera el recinto con la excusa de que una persona que hacía tiempo que vivía fuera pudiera ver el árbol, Leizaola pudo ser fotografiado junto al roble en una imagen que daría la vuelta al mundo. "Él no quería irse", expone Bergaretxe, que dice que le metió en el coche a regañadientes.

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A continuación, Bergaretxe le llevó hasta Autzagana, donde le esperaban los tres gudaris para volver a atravesar la frontera, esta vez por Behobia, y llegar sin sobresaltos a San Juan Lohitzune. Ya en la localidad de Euskadi Nord, llevaron a Leizaola al frontón Jai Alai, donde se hizo una comida de celebración del Aberri Eguna para celebrar su hazaña. Nada más desembarcar, Leizaola pronunció una frase que se haría célebre: "¡Vengo de Gernika!". Cinco años más tarde, Leizaola regresaría al País Vasco y miles de personas le rendirían un gran homenaje a San Mamés. El 16 de marzo de 1989 moriría a los 92 años, quince después de esa hazaña.