Las técnicas de respiración asistida en la UCI causan atrofia pulmonar

Enfermos se recuperan antes si la máquina no sustituye la actividad de los músculos respiratorios

Ara
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Entrada al servei d'Urgències de l'Hospital del Mar.

BarcelonaLos sistemas de ventilación mecánica, es decir, las máquinas de apoyo vital que se conectan a los pacientes ingresados en las unidades de cuidados intensivos (UCI) para que respiren, pueden alargar la estancia de los enfermos en el hospital y favorecer la aparición de complicaciones respiratorias. Si bien este mecanismo debería permitir trabajar a la musculatura respiratoria, no todas las técnicas tienen el mismo impacto en la salud de los enfermos. Los mecanismos más invasivos, que no permiten que los pacientes respiren por sí mismos y que sustituyen la actividad de los músculos respiratorios, favorecen el desarrollo de atrofia pulmonar.

Un estudio en el que han participado profesionales de los servicios de medicina intensiva, neumología y urología del Hospital del Mar e investigadores del grupo de investigación en patología crítica del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas del mismo centro han demostrado, por primera vez en humanos, que los modelos de respiración asistida en los que son los mismos pacientes los que marcan el estímulo respiratorio –mediante su respiración espontánea– funcionan mejor, agilizan el proceso de recuperación y evitan que se deriven secuelas físicas.

Judith Marín, médico adjunta del servicio de medicina intensiva que ha liderado el estudio, asegura que estas conclusiones supondrán un antes y un después en el tratamiento cotidiano que se ofrecerá a los pacientes de las UCI. "Es el primer trabajo que pone la base para que, a partir de ahora, podamos hablar de nuevas guías de trabajo que tengan en cuenta los beneficios de la utilización de determinadas estrategias de ventilación mecánica en este tipo de pacientes”, ha explicado.

Existen tres modalidades de ventilación, indica Marín: la ventilación mecánica controlada, la ventilación mecánica asistida y la ventilación espontánea. La ventilación mecánica controlada es la más invasiva, ya que sustituye la actividad de los pulmones y hace todo el proceso respiratorio por el paciente. La asistida y la espontánea, sin embargo, permiten que sea el paciente quien marque el estímulo respiratorio y, por lo tanto, que el diafragma funcione mejor ayudado por la máquina. "En las modalidades que dejan que el diafragma trabaje, la musculatura sufre menos los efectos de la atrofia inducida por la falta de actividad [de los músculos pulmonares] derivada de la ventilación mecánica", precisa la investigadora.

A menudo la respiración mecánica invasiva acaba provocando un daño mayor que el que quiere corregir y, de hecho, el estudio apunta que hace que los pacientes estén conectados a una máquina durante mucho más tiempo de lo que sería necesario "si empezaran a respirar antes" por sí mismos, apunta Marín. En otras palabras: si la ventilación mecánica solo fuera un apoyo pero no sustituyera la actividad de los pulmones, los pacientes se adaptarían mejor a respirar sin estar conectados y podrían recibir el alta antes sin presentar secuelas.

Humanización de la UCI

Los investigadores han analizado datos de una treintena de personas ingresadas en la UCI del Hospital del Mar, todas ellas sometidas a una modalidad de ventilación mecánica para poder respirar, y de donantes de órganos. Las biopsias de la musculatura revelan que las personas conectadas a la máquina de apoyo vital más invasiva —la ventilación mecánica controlada— presentan fibras musculares empequeñecidas, una alteración que revela que muchos de los pacientes acaban sufriendo atrofia y, entonces, tienen menos capacidad para regenerar células musculares.

"Siempre que podamos mantener a un paciente ingresado en una UCI con modalidades ventilatorias con las que respiren por ellos mismos, debemos hacerlo", concluye la médica adjunta del servicio de medicina intensiva del Hospital del Mar. De hecho, Judith Marín va más allá y señala que este estudio deja clara la necesidad de revisar diariamente si los pacientes pueden seguir con la respiración espontánea para evitar técnicas más invasivas.

Este cambio se enmarca en el proyecto del servicio de medicina intensiva que persigue la humanización de los cuidados que se ofrecen a los enfermos ingresados en la UCI del Hospital del Mar. Joan Ramon Masclans, jefe del servicio, destaca que la etapa en que el único objetivo era salvar la vida de los pacientes ya se ha superado y que es esencial "tener también cuidado de cómo y cuándo salen de nuestras unidades, intentando disminuir tanto la estancia en la UCI como las posibles secuelas posteriores, físicas o psicosociales".

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