Thomson, el inventor que no quería salir del laboratorio
La obsesión profesional del fundador de la actual General Electric hizo que registrara cerca de 700 patentes
BarcelonaHubo una época en la que los consumidores teníamos muchas marcas por escoger de cada producto, incluso en el ámbito tecnológico. Por poner un ejemplo, en los años 80 fácilmente podíamos elegir entre una docena de marcas de televisores de primera línea, una diferencia abismal con el momento presente, en el que la mayoría de los mercados han sido devorados por monstruos oligopolísticos. Con tantas opciones disponibles como existían, la publicidad existente intentaba marcar perfil, como es el caso del espot de televisores Thomson protagonizado por el tándem Andrés Pajares y Fernando Esteso, que algunas generaciones aún deben recordar. En caso de que nos ocupa, los dos actores eran las estrellas de una campaña donde el eslogan decía “No compre un televisor sin tono ni sueño, compre un Thomson”, un lema para el que costaría encontrar calificativos adecuados, pero al nivel del de su competidor alemán Saba, que fichó al también humorista Benny Hill para hacer una campaña bajo la frase “Lo que sabe, Saba”. Por cierto, la afinidad en los eslóganes quizás proviene del hecho de que en ese momento ambas empresas pertenecían al mismo grupo.
Quien involuntariamente prestó su apellido al pareado de Pajares y Esteso había nacido en Inglaterra, pero pronto –durante su primera infancia– sus padres se mudaron a la costa este de Estados Unidos, donde cursó sus estudios. Una vez graduado y impartiendo clases, montó un negocio con uno de sus profesores, Edward Houston, para desarrollar productos del mundo de la electricidad, sobre todo bombillas incandescentes. La empresa se llamaba Thomson Houston Electric Company y poco después se fusionó (1892), por iniciativa del banquero John Pierpont Morgan, con la firma del mayor exponente de los avances en el campo eléctrico en Estados Unidos, Thomas Edison.
La unión entre la empresa de Thomson y la de Edison fue bautizada como General Electric Company (GEC), una marca que hoy en día todavía se mantiene. Con esta fusión, Thomson logró que Edison abandonara los proyectos con corriente continua y abrazara la corriente alterna, que al final sería la tecnología ganadora.
La capacidad innata de Thomson para investigar y hacer descubrimientos le llevó a ser un hombre obsesionado por el trabajo y poco cordial con todo lo que le distraía de sus proyectos, hasta el punto de parecer extremadamente áspero con los que se le acercaban. Esta total focalización en el trabajo le sirvió para diseñar casi 700 patentes y, de paso, para hacerse extremadamente rico. Todas las invenciones estaban relacionadas con el mundo de la electricidad y de las radiofrecuencias, tales como generadores, transformadores, dinamos, soldadores y dispositivos de rayos X, que él propuso utilizar como máquina de diagnosis para fracturas óseas. También creó el wattímetro, un aparato para medir la cantidad de electricidad en una instalación que tuvo una gran salida comercial. Siempre quiso trabajar de laboratorio, que es lo que le gustaba, y por eso renunció a las tareas más gerenciales que le alejaban de la experimentación.
Más allá de los negocios, fue presidente del MIT de Massachusetts entre 1920 y 1923, y recibió un gran número de distinciones, como la medalla Edison del American Institute of Electrical Engineers, la Legión de Honor francesa, así como títulos honoríficos de las universidades de Yale y Harvard. También fue fundador y presidente de la Comisión Electrotécnica Internacional, una entidad que establece los estándares de la electrónica a nivel mundial.
Si decíamos antes que su empresa, General Electric, sigue existiendo, hay que añadir que la rama francesa de la firma Thomson, creada en 1893, tuvo vida propia y hoy en día todavía encontramos restos en la empresa Alstom –el fabricante de ferrocarriles con planta en Cataluña–. Su nombre deriva de la marca anterior, Alsthom, que era la fusión entre Société Alsacienne de Constructions Mécaniques y Compagnie Française Thomson-Houston. En 1999 esta Thomson francesa se escindió en dos compañías, Technicolor (ahora Vantiva) y Thomson-CSF (ahora Thales Group).