La aburrida y deseada castañada

Castañada de Encamp / JD (ANA)
30/10/2025
2 min

La ciudad está llena de forzudos, de hombres araña aprovechados, de zombies con dientes de plástico, de adultos que los arrastran de la mano del todo acostumbrados. Ninguno de estos adultos hará castañada, porque la castañada, claro, necesita del elemento "chimenea" en un contexto rural o semirural, al igual que San Juan necesita del elemento "terrado", como mínimo. La castañada no tiene ni unos manjares demasiado lujosos (puré de calabaza), y los dulces que se asocian, los panellets, eran pensados ​​para el frío muy crudo y el trabajo en el campo. ¿Cuentos junto al fuego? No hay Spotify como para Año Nuevo; ni alegría como por San Juan; ni bullying, escatología y violencia gratuita como con el tió, nuestra fiesta estrella. El emblema de la castañada es la castañera, una mujer de otros tiempos, de cuando las mujeres mayores se tapaban el pelo con un pañuelo. Ya sé que todavía hay (mujeres) que lo hacen.

De aquellos tiempos en que las chimeneas pavorosas de las masías amplificaban el ruido del viento y parecían los aullidos de los muertos, de aquellos tiempos en los que los balancines servían para mover el cuerpo de los abuelos enfriados, de aquellos tiempos en que los mozos dormían, yo vestido. ajena.

Esta noche yo quiero aburrirme mucho, mucho, que hace tiempo que no lo hago. Quiero hablar junto al fuego con mis amigos, de esto y de aquello. Sin música, sin especial en la tele, sin estar pendiente de nada, a la luz de las velas. Quiero tomar rancio, quiero tomar vino hervido (esa maravilla bagena que debería estar en todas las cartas de vinos de postre). Recibiré con cuchillos pallareses y puesto de bruja a los niños que se atrevan a decirme "¿Llamo o trato?". Déjeme ser feliz aburrida, una noche, sin neón y con brasa.

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