La administración central: una red territorial

y ANDREU MAS-COLELL
05/12/2021
3 min

Parto de la idea que, sean cuales sean las competencias de la administración central de un estado, es mejor que se ejerzan en red territorial que no en un lugar único. La justificación tradicional de la concentración son las ventajas de la aglomeración para la eficiencia de funcionamiento. Pero estas ventajas se están reduciendo drásticamente. La conectividad telemática permite una coordinación eficaz a distancia. En cambio, la dispersión puede facilitar la presencia de una diversidad de talentos y la no preponderancia de culturas recluidas. Si un ministerio (miro al azar el de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana) tiene 29 altos cargos y, de estos, 21 han cursado los estudios (grado) en universidades madrileñas, no será extraño que esto acabe coloreando la visión del mundo de la administración.

Desde Barcelona se ha defendido la noción de cocapitalidad con Madrid. A la práctica esto puede ayudar a implementar algún programa necesario: las áreas metropolitanas de Barcelona y Madrid comparten muchos retos específicos. Pero hay que darse cuenta de que este no puede ser un principio organizativo de gran trascendencia. Todos los estados tienen una capital y la del Reino de España es Madrid. Esto no lo cambiaremos, pero la abrumadora concentración administrativa en Madrid se tendría que mejorar mucho. Exigir que, al margen de sus competencias, la administración central opere en red territorial tendría que estar a la orden del día.

Estamos muy lejos de la situación deseable, pero me permitiré un ejercicio de candidez para afirmar que hay indicios que apuntan en el buen camino. Por ejemplo, la desconcentración se está reclamando con energía desde Valencia, y no hace mucho Pedro Sánchez anunció que las nuevas instituciones del Estado se situarían fuera de Madrid. Es un anuncio que tiene dos lecturas. La pesimista, que solo ve la implicación de que ninguna de las existentes se moverá, y la optimista, a la cual disciplinadamente me apunto, que da un margen cauteloso de confianza.

Discuto más concretamente algunos casos ilustrativos:

1. En Catalunya los precedentes de traslados son desalentadores. En el año 2005 el gobierno Zapatero, a iniciativa del ministro de Industria, un José Montilla que demostró buen temple, trajo a Barcelona la Comisión del Mercado de Telecomunicaciones. Hubo las lógicas resistencias laborales. Pero también las faltas de lógica del PP, que, de vuelta al gobierno, suprimió en 2012 la Comisión, absorbida por la de Mercados y Competencia. Y así acabó el extraño (visto desde Madrid) y triste (visto desde Barcelona) episodio de la comisión reguladora viajera.

2. Un caso más positivo es el de la Casa Asia. Por iniciativa del ministro de Exteriores, Josep Piqué, fue creada nuevamente y situada en Barcelona en 2001. Se hizo bien, con acuerdo y cooperación de la Generalitat y del Ayuntamiento. Y, aunque con problemas económicos y de espacios que habría que resolver para darle el empujón que merece, aquí sigue. Pero ya no en exclusiva. Desde 2006 hay una segunda sede en Madrid. Nada que decir. El principio de operación en red es potente y se tendría que implantar con toda generalidad, no solo cuando favorezca a Madrid.

3. En el ámbito de la ciencia parece que las cosas podrían evolucionar en la dirección adecuada. Así, en biomedicina, la investigación propia de la administración central se concentra en el Instituto Carlos III, del cual dependen, entre otros, el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y el Centro Nacional de Investigación Cardiovascular (CNIC). Los dos están en Madrid y ninguno de los dos se inserta en una estructura de red, como sí que lo hace, por ejemplo, el Barcelona Supercomputing Center - Centro Nacional de Supercomputació (BSC- CNSC) con la Red Española de Supercomputació. Ahora bien, se ha anunciado la creación por parte del Instituto Carlos III de dos nuevos centros nacionales -uno de terapias avanzadas y el otro de medicina personalizada-, y se nos ha dicho que serían en red, es decir multisede. Celebrémoslo y esperemos que sea realmente así.

4. En el Congreso de Diputados ha concluido el trámite de audiencia de un anteproyecto de ley de la calidad de la arquitectura. El artículo 7 fija la creación de una Casa de la Arquitectura, y se hace constar que se trata de una actualización del Museo Nacional de la Arquitectura y el Urbanismo, creado por ley en 2006, existente pero nunca desarrollado. Este museo tenía que tener tres sedes: Madrid, Salamanca y Barcelona. Correspondería, por lo tanto, que la nueva iniciativa retomara este carácter multisede, por más que no se haya dicho y que los rumores apunten a un proyecto ya trazado en el Palacio Zurbano de Madrid.

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