¿Seguro que no hay ninguna solución para El Prat?

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Ada Colau, Lluís Mijoler y Yolanda Díaz al mirador de la Isla

BarcelonaTodo lo que rodea el fiasco de la ampliación de El Prat resulta especialmente decepcionante. El presidente de Aena, Maurici Lucena, dijo ayer que la rotura del acuerdo con la Generalitat para ampliar el aeropuerto es definitivo y que no habrá otra ventana de oportunidad hasta dentro de cinco años. Y a ambos lados se da la situación por irreversible. Pero ¿cómo es posible que en 24 horas un proceso negociador que tenía que durar meses se vaya a pique con excusas de mal pagador y sin posibilidad de reconducirlo? El mundo económico está en estado de shock y espera que todavía se pueda enderezar la situación, y de hecho sería una irresponsabilidad no intentarlo, como reclama el presidente Aragonès.

Respecto a lo que ha pasado en las últimas semanas, se puede entender el malestar de Aena con determinados pronunciamientos públicos, pero ¿de verdad alguien se cree que una inversión estratégica se puede parar porque se ha insinuado que algunos consellers podían ir a una manifestación en su contra? ¿Por una serie de tuits? Lo más lógico es que, ante una situación de incertidumbre, el ministerio hubiera convocado a la Generalitat a una reunión y que allá se hubieran puesto todas las cartas encima de la mesa. Ahora, en lugar de esto, lo que tenemos es un intercambio de acusaciones y una batalla política en la que todo el mundo tiene contradicciones internas e intereses escondidos. De entrada, el gobierno español no puede escudarse en la división que hay en el gobierno catalán sobre la infraestructura, cuando el mismo ejecutivo también está dividido y este jueves una vicepresidenta se felicitaba públicamente de la parada de la inversión. Por lo tanto, hace falta una explicación clara y convincente de una decisión tan drástica y con tantas implicaciones.

Lo más grave, sin embargo, es la falta de transparencia. ¿Cómo puede ser que el famoso acuerdo del 2 de agosto no esté recogido en un texto y fuera solo verbal, a merced de la interpretación que podían hacer unos y otros? ¿Cómo puede ser que no haya una postura unitaria y clara entre ERC y Junts respecto a una infraestructura básica para el país? La Generalitat tendría que presentar ahora su propuesta para contrarrestar el relato del ministerio y de Aena, pero claro, esto supone hacer un ejercicio de concreción y asumir un desgaste.

La ciudadanía se merecía un debate serio sobre el aeropuerto, tener todas las opciones sobre la mesa, escuchar al territorio, a los expertos en navegación aérea, a los economistas, a los ecólogos, etc. para poder tomar una decisión lo más consensuada posible. En realidad se trata de un debate global que están teniendo también en otras partes del mundo, y que tiene que ver con las emisiones de CO2 y el cambio climático. No es, en ningún caso, una cuestión que se pueda decidir en función de unos tuits o unas declaraciones. Si se decide sacrificar un espacio natural (y compensarlo con otras actuaciones), se tiene que explicar muy bien. Y si se decide no ampliar El Prat, como ha hecho Aena, también se tienen que explicar las consecuencias que tiene no hacerlo. Y si la condición previa es que haya consenso entre todas las administraciones, de acuerdo, pero este consenso nunca ha existido, porque Barcelona y El Prat siempre han estado en contra.

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