Choque de trenes entre directivos

Empresas familiares y multinacionales son las más resistentes a las presiones

àlex Font / Natàlia Vila / Albert Martín
3 min
Xoc de trens entre directius

Barcelona"Ok Diario está haciento la ronda". Este era el breve mensaje que un director de comunicación de una farmacéutica catalana enviaba a primera hora de un día de octubre de 2017 a sus colegas de las principales empresas del sector, catalanas y multinacionales. El mensaje incluía muchos implícitos que a los destinatarios del mensaje no les costó nada descodificar. Y, efectivamente, poco rato después recibían la llamada del medio citado.

"Son las únicas presiones que recibimos, las de los medios que exigían que nos definiéramos", explica este directivo. "Tuvimos la impresión que era una cosa orquestada, se nos preguntaba con mucha agresividad", expone, ilustrando bien como el clima de nacionalismo se extendió a los medios. "Y en cuanto decíamos «Haremos lo que haga falta para preservar el negocio», ya titulaban que nos marcharíamos", añade. Una afirmación así podía tener efectos perjudiciales en el día a día de la empresa, y el tiempo ha demostrado que extraer aquella conclusión era erróneo.

Lo sabían bien los comerciales de aquella farmacéutica. Después del 1-O, un de ellos se encontró un papel en la puerta de un hospital de Badajoz que llamaba al boicot en la empresa para la que trabajaba. Preocupado, llamó a la central. Era el aviso que podía pasar algo gordo.

"Hubo mucho miedo, pero la caída fue insignificante, de un 1% en España aquellos días", recuerda. "Siempre tuvimos claro que no había inseguridad jurídica, y el debate de marchar nunca estuvo sobre la mesa", añade.

Así, el único problema real que sufrieron estas farmacéuticas fueron unos "titulares malintencionados". Si en una farmacéutica había un consejero que era de FemCat [fundación de empresarios de perfil catalanista] automáticamente le convertían en "líder independentista" en titulares. Y eso, en empresas que tienen una mayoría de clientes en el resto del Estado, supone cierto riesgo de pérdida de ventas.

La realidad es que las principales farmacéuticas se han quedado en Cataluña, la comunidad en la que este sector es más fuerte históricamente. La decisión se tomó porque en el Principado "hay el entorno y el contexto necesarios: las fábricas, los centros de I+D, las universidades, los hospitales, los parques científicos y los consorcios hospitalarios". Y, además, la propiedad es familiar: este año ha demostrado que estas empresas y las multinacionales son las más resistentes a las presiones.

Hay casos que revelan que la decisión de mantener la sede fue difícil, con verdaderas trifulcas en los consejos y hasta dimisiones. Fuentes empresariales explican, por ejemplo, que Jaume Roures, presidente de Mediapro, tuvo que vencer fuertes presiones para mantener la sede. En el emblemático bufet Cuatrecasas también lo tuvieron difícil. Fuentes jurídicas explican que la empresa sufrió una fuerte presión de sus socios de otras comunidades para llevar la sede a Madrid.

En Barcelona, donde está la sede central, defensaban que no tenía sentido hacerlo. Fuentes dels despacho aseguran que finalmente se creó un comité formado por socios de todo España en el que se votó no trasladar la sede fuera de Cataluña. En aquel consejo se aprovó que Cuatrecasas, a través de su presidente, ofreciera un mensaje contundente a favor de la Constitución. "Las normas jurídicas no son inamovibles, pero su modificación es incompatible con su infracción", escribió Fontana en un artículo en El País.

En otra gran empresa, Ficosa, el debate fue "corto", según Xavier Pujol, consejero delegado del fabricante de componentes para automóviles. Convencido que ayudó un accionariado con una multinacional (Panasonic) y la familia, recuerda que se limitó a una reunión "ordinaria" del comité de riesgos, que no vió ningún riesgo inminente de aranceles. El directivo sostiene que lo que hizo la banca "es comprensible", y denuncia que algunas instituciones y administraciones lanzaran "mensajes falsos" en un trimestre en el que hubo récord de exportaciones.

Las fuentes que han accedido a hablar con el ARA también están convencidas que hubo decisiones que se maduraron poco. Y citan Codorníu. La empresa, después adquirida por Carlyle, se llevó la sede a la Rioja. Curiosamente, su gran rival, Freixenet, no lo hizo, a pesar de que su presidente, Josep Lluís Bonet, es todo un flagelo del soberanismo. Fuentes próximas a la empresa aseguran que la decisión se saldó para Codorníu con una caída de ventas de dos dígitos en Cataluña durante la campaña de Navidad que no se compensó en España.

También hubo empresas que tomaron la decisión pensando en el coste de financiación, el temido 'spread', y han visto como la realidad no confirmaba su apuesta. "Algunos se plantean si volverían a tomar la decisión que adoptaron en octubre, y se responden que no. Y por eso se plantean volver".

Pero este movimiento, el de volver, es complicado, especialmente porque ciertos titulares pueden llevar a un boicot. Y también porque la información sobre el emplazamiento social de las empresas se ha convertido en una temible arma política.

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