Leemos en el ARA que el empresario de Astronomer, Andy Byron, y la jefa de recursos humanos de la empresa, que se llama Kristin Cabot, han sido pillados in fraganti en un concierto de Coldplay por la cámara que enfoca a gente del público y proyecta sus imágenes en la pantalla. Normalmente, y de ahí que se llame Kiss Camera, uno, al verse en la pantalla, se besa. Sin embargo, estos dos, al darse cuenta de que los estaban proyectando, se separaron bruscamente y trataron de esconderse (se ve que ambos están casados). En las imágenes previas se miran, abrazados, el escenario con los ojos en aguas.
Si no se hubieran apartado se podría decir que es la efusión del concierto. Apartarse es lo que les delata. Como el "piii" que ponen en televisión para tapar las palabrotas, que sólo hace que remarcarlas. A pesar de emparejado, puedes ir a un concierto de Coldplay con tu jefe o tu subordinada, sin que pase nada. Pero ese gesto delator nos indica muchas cosas. En casa no lo dijeron. O quizás dijeron que iban con "todos los del departamento" porque era una actividad del taller de coaching. El abrazo no es nada. Lo es todo, sin embargo, la elaboración de la mentira. "Qué pereza, hostia, tener que ir con todos aquellos a Massachusetts", quizá dijo ella. "Cuando vuelva haremos una escapadita con los niños, que estoy hasta los huevos de aviones y de no dormir en casa! ¡Quiero mi almohada!!!" quizás hizo él. En cualquier caso, haberlos pillado en un concierto es mucho peor que haberlos pillado en la cama. La cama siempre puede contarse (que se lo digan a Sandro Giacobe), minimizarse. Pero una previa como ésta, nunca. Una cena, una conversación apasionada en la barra de un bar de vinos, un concierto, cantando a dúo las canciones que llevan días escuchando en Spotify... "Hacer" cosas en compañía. Ésta es la alta infidelidad, terrible para los otros dos, que les ayudaron a hacer la maleta y los llevaron al aeropuerto, donde les despidieron con un beso aéreo y breve.