Anatomía del catalán
Después de conocerse los últimos datos delEncuesta de Usos Lingüísticos de la Población queda claro que la remontada del catalán debe pasar por dotar a la lengua de unas normas de uso claras. No me refiero, por supuesto, a normas gramaticales sino a normas políticas. La más importante sería hacer su conocimiento tan obligatorio como el castellano. Para vivir y trabajar en Cataluña es necesario conocer el catalán.
Ya no estamos en la Cataluña del bilingüismo sino en la Cataluña de plurilingüismo y la pluriculturalidad. Si queremos que el catalán sea la lengua de todo el mundo no es suficiente con el esquema sociolingüístico de hace 50 años, en el que a base de escuela y TV3 se aspiraba a revertir siglos de prohibiciones. Los partidos, sindicatos y patronales deben dejar de mirar hacia otro lado y deben decir claramente si se niegan a dar al catalán el mismo trato que al castellano.
Mientras esto no ocurra, exploramos los pasos previos: ¿cuáles son las obligaciones actuales de las empresas sobre el conocimiento del catalán del personal que contratan? Si ya existen, no se pueden incumplir. Al igual que deben poder cumplirse los derechos de los consumidores. Y cuando los de siempre salgan a decir que el catalán no se puede imponer, pregúntales si es que el castellano se ha caído del cielo.
Ahora que estamos asistiendo a un pico de uso de la palabra anatomía, aplicémosla al catalán. La anatomía es la ciencia que estudia la estructura de los seres vivos en base a la observación y recurriendo a la disección. Hagamos la disección del catalán, que va por barrios. Y sobre todo: hagámosle la anatomía antes de que le hagan la autopsia.