Un año de (el departamento de) Política Lingüística
En el último debate de política general en el Parlament, el presidente Salvador Illa dijo que el Pacto Nacional por la Lengua es uno de los hitos más relevantes que su gobierno ha conseguido. Isla no dijo si haber creado el departamento de Política Lingüística es también un hito; lo considere o no un hito, puede resultar oportuno que un año después de la creación del departamento intentemos hacer una valoración.
Lo primero que puede decirse es que el nuevo departamento, en realidad, sólo es una actualización, en forma de conselleria, de la antigua secretaría de Política Lingüística. Es cierto que el departamento tiene más personal y (cuando haya presupuestos) tendrá más recursos, pero su naturaleza y su radio de acción no son esencialmente distintos a la antigua secretaría.
El departamento, como la secretaría, sólo se ocupa del catalán (y muy secundariamente del occitano). Todas las cuestiones relativas a otras lenguas, que también deben gestionarse, quedan fuera de su competencia. El presidente Montilla apostó por la "Catalunya trilingüe", con el inglés como tercera lengua de todos los catalanes; el departamento, como la antigua secretaría, no tiene competencias ni sobre la adquisición del inglés en el sistema educativo, ni sobre la difusión del inglés en la sociedad ni sobre los usos institucionales del inglés. Ahora mismo el Parlamento de Cataluña es una "sección asociada" de la Asamblea Parlamentaria de la Francofonía; el departamento, como la antigua secretaría, tampoco actúa respecto a la adquisición del francés en el sistema educativo, ni sobre la difusión del francés en la sociedad ni sobre los usos institucionales del francés. Y así con cualquier otra lengua: el departamento, como la antigua secretaría, no tiene ninguna responsabilidad sobre la enseñanza del árabe o del chino, no es el órgano que decide en qué lenguas deben estar disponibles los impresos de denuncia que hay en las comisarías de los Mossos, y tampoco establece en qué lenguas debe tener interpretación en el 061 ni qué salario.
Ciertamente, ocuparse "sólo" del catalán es una tarea ingente que puede justificar la existencia de un departamento entero. Pero la cuestión es que el departamento de Política Lingüística no es el único departamento del Govern que se ocupa del catalán. Hay muchas responsabilidades sobre el catalán que caen en otros departamentos, como ya ocurría con la antigua secretaría. El consejero responsable del uso del catalán en la escuela no es el consejero de Política Lingüística, sino la consejera de Educación; quien representa a la parte catalana en los esfuerzos para que el catalán sea lengua oficial de las instituciones europeas tampoco es el consejero de Política Lingüística, sino el de Unión Europea y Acción Exterior. O por poner un ejemplo concretísimo: quien compareció en la Comisión de Salud del Parlament el día 7 de diciembre de 2024 para informar sobre el uso del catalán en el sistema sanitario no fue el consejero de Política Lingüística, sino la consejera de Salud.
La elevación de la antigua secretaría a departamento, pues, no ha hecho que la política lingüística sea mucho más transversal (quizás era más interesante la propuesta electoral del PSC, que era "devolver la política lingüística a Presidencia de la Generalitat"). Naturalmente, que la política de salvaguarda del catalán siga igual de fragmentada que antes no le condena a la ineficacia. Lo que toca preguntarse ahora, porque Isla no lo explicó, es si la situación del catalán ha mejorado en este primer año de vigencia de su gobierno. La respuesta prudente es que todavía no lo sabemos: si un año es ya demasiado poco tiempo, los cinco meses escasos transcurridos desde la firma del Pacto Nacional por la Lengua son un suspiro. Lo que sí se vislumbra en algunos ámbitos es que en la dialéctica entre ambición y realismo el Pacto pecó de ambición. Por poner un solo ejemplo: en su discurso del debate de política general, el presidente Illa dijo que la oficialidad del catalán en Europa –una de las medidas más ambiciosas del Plan– "acabará sucediendo", y el pasado 18 de octubre exhortaba a sus colegas socialistas europeos a defenderla; la cruda realidad es que en el Consejo de Asuntos Generales del 21 de octubre la cuestión volvió a no discutirse, lo que confirma que ahora mismo se encuentra "en vía muerta", como este diario ha reconocido sin tapujos. Pero sí: damos tiempo al tiempo y hablemos cuando el Pacto se haya desplegado en los ámbitos en los que el realismo no ha cedido a la ambición.