¿El catalán, provinciano?
1. Hay buenas iniciativas que, en ocasiones, se te giran en contra por detalles, por falta de sensibilidad o por algún déficit comunicativo. En el Ayuntamiento de Barcelona hemos tenido un ejemplo tan reciente como absurdo. La Cursa de les Dones es un éxito, desde hace años. Después de más de veinte ediciones por las calles de la ciudad, la participación sigue creciendo y el dinero que se recauda para buenas causas, nobles y solidarias, también sube. Todo lo que se haga para detener la violencia de género o para favorecer la investigación sobre el cáncer de mama será siempre bienvenido. Las 36.000 mujeres que este año han corrido los casi ocho kilómetros lo han hecho con una camiseta rosa en la que el lema era únicamente en castellano. "Carrera de la Mujer". Te la pones, corres y tal día hará un año, por mayor incomodidad lingüística que ya hicieron notar algunas participantes en las redes sociales el mismo día de la carrera. Esa chispa del domingo ha ido encendiendo teyas durante la semana y, al final, la explosión ha llegado al pleno municipal. David Escudé, el concejal de Deportes, se metió de pies en el cubo cuando fue interpelado sobre el idioma de las camisetas. La respuesta fue aún peor que el buñuelo del lema. Escudé dio su opinión, con estos argumentos: "Traducir ciertas cosas, yo que evidentemente defenderé el uso del catalán por todas partes, traducir ciertas cosas... Podemos llegar a un punto de ser provincianos". El adjetivo es ofensivo, equivocado e impropio. La justificación es un resbalón grave del PSC cuando, además, el Ayuntamiento de Barcelona se ha adherido al Pacto Nacional por la Lengua y cuando el propio consistorio ha puesto en marcha la Oficina del Català, "un servicio municipal creado para impulsar, normalizar y promover el uso de la lengua catalana en todos los ámbitos de la vida ciudadana". ¿Todos? No vale predicar sal y vender vinagre. Decir que estás a favor de una causa y hacer la contraria es una piedra en el zapato que Collboni, en minoría, no puede permitirse. Escudé quizás habría tenido que asumir el error y expresar, tan sólo, lo que expresó de entrada: "Para el próximo año, tendremos en la camiseta el nombre de "Cursa de la Mujer". Más valía admitir la pifia, anunciar la rectificación para el 2026 y dejarlo así. Marcarse:Lo siento mucho, me he equivocado, no volverá a ocurrir".
2. Ya que hablamos del emérito... Este hombre ha vivido como ha querido toda la vida, pero está haciendo el fin de los cagaelásticos. España celebra los 50 años de la monarquía y él, que era el rey, no ha podido asistir a la celebración. ¿Quiere una constatación más clara de lo grande que ha llegado a hacer este Borbón? Se monta la gran fiesta, llega la gran fecha, y al protagonista no se les puede invitar. Por vergüenza. Por apestado. Por haberse enriquecido a manos llenas, hasta unos límites que solo sospecha Pilar Eyre. Por haber defraudado Hacienda, repetidamente, con la corona puesta. Por haber cometido diez delitos fiscales, dos de cohecho y uno de blanqueo de capitales. Todo esto, la Fiscalía lo tiene probado. Pero como el rey tenía la inviolabilidad, como si fuera el comodín del escudo salvavidas, se ha ido saliendo. Sin embargo, por si tenía el temor de que la justicia pudiera perseguirlo, huyó al exilio. Este valiente de bragueta fácil ahora ha publicado, en francés, sus memorias. (Las que dictó a Carlos Herrera, en castellano, a última hora no dejó que vieran la luz.) No ha habido que esperar la traducción para saber que Juan Carlos se hace pasar por víctima, para descubrir que le tiene echo a la reina Letizia, que está decepcionado por cómo su hijo le dejó tirado y, lo peor de todo, que reivindica Franco. Habla con ternura, lo blanquea y lo justifica. Ya se entiende que le regaló el cargo, "por la gracia de Dios", pero el enaltecimiento de un dictador sanguinario en cualquier otro país sería delito.