ANTES DE AHORA

Catalanismo y federalismo (1881)

Piezas históricas

Valentí Almirall
3 min
Valentí Almirall (1841-1904) redactó el memorial de agravios de 1885.

Del artículo de Valentí Almirall (Barcelona, ​​1841-1904) a Diario Catalán (22-V-1881) firmado con el seudónimo 'El Amigo de cada Fiesta' en este periódico que dirigía. Texto prenormativo. El historiador del periodismo Josep Maria Figueres presenta hoy (19h.) en la Biblioteca Pública Arús su libro “Valentí Almirall. Cuando todo empezó” (Ed. Base”), una nueva aportación a su bibliografía sobre Almirante.

Durante estos días se celebrarán en Barcelona verdaderas fiestas federalistas, con motivo de la estancia entre nosotros de Pi i Margall, a lo que damos la más coral bienvenida desde las columnas de nuestro periódico [...] Al escribir su libro La revolución y la reacción, ya habló de federación, y si bien es verdad que aquella era una obra de propaganda revolucionaria adecuada al tiempo en que la escribió, no es menos cierto que contribuyó, y no poco, a la gran explosión de federalismo de 1868 . Más tarde, su libro Las nacionalidades, ya presentó un programa completo del sistema de gobierno federativo. Siendo ese libro también de propaganda, trata también las cuestiones con cierto aparato científico, pero es eminentemente práctica y adecuada a las necesidades que siente España. [...] Los enemigos del federalismo, que por el miedo que les da la potencia de esa idea en nuestra tierra no se paran en medios para combatirla, quieren ver diferencias esenciales entre el federalismo que él predica y el catalanismo que propagamos nosotros. La cosa merece algunas explicaciones. El sistema federativo se basa en la variedad. Proclama la autonomía de las distintas entidades que constituyen la nación y las deja en libertad casi completa para organizarse. De esto se desprende que hasta en la oposición los federalistas deben ser amigos de la variedad, y defender el sistema en relación a las necesidades y modo de ser de la región en la que viven. Por eso quienes vivimos en Cataluña, sabiendo que aquí tenemos para ser federales motivos especialísimos que no tienen las demás provincias, somos catalanistas. Los catalanes, por causas históricas y razones de carácter, tenemos mucho espíritu regionalista o provincialista, y dado que este espíritu es la base más sólida por la federación, lo alineamos y lo fomentamos con el nombre de catalanismo. [...] Fundar el federalismo en la variedad, y utilizando el concurso de todos los temperamentos y de todas las formas de ver y sentir, es como llegarán a resolver prácticamente todas las cuestiones. En España hay temperamentos muy diversos y formas de ver y de sentir incluso opuestos. Los andaluces, por ejemplo, y los de las regiones del mediodía son extremadamente imaginativos; nosotros, como los de otras provincias del norte, quizás somos demasiado reflexivos y positivistas. De la armonía entre los sueños de los andaluces y el espíritu práctico de la gente cercana a los Pirineos debe salir el sistema verdaderamente aplicable en España. El catalanismo, pues, no es otra cosa que el federalismo positivo y práctico aplicado a Cataluña; es, por así decirlo, una escuela que merece como tal ser tenida en cuenta; y que para ser cómo es consciente y bien fundada, influirá como la que más en la marcha de los federalistas de toda la nación. En España existen dos tendencias bien marcadas y distintas: la tendencia central o castellana nos lleva a la absorción, al predominio, a la imposición; la tendencia de las regiones de Levante, aragonesa-catalana, nos lleva a la expansión, a la libertad, a la autonomía. ¡Véase si es importante la escuela catalana que se da el nombre de catalanismo!. [....]

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