Manifestación contra la violencia policial del 1 de Octubre, el 3 de octubre de 2017 en Tarragona
01/10/2024
2 min

"Ya han pasado siete años del 1 de Octubre", me decía a mí mismo mientras un nuevo, rápido, limpio y funcional vagón de metro de la línea L1 me transportaba a toda velocidad de Universidad a Glòries, y como si alguien me hubiera leído el pensamiento he empezado a sentir “canta y no lloras”. La interpretación corría a cargo de un terceto formado por solista, guitarra y trompeta (una trompeta nada estridente, por cierto) que han hecho una versión tan bien encontrada delCielito lindoque, en contra de lo que suele ocurrir con la mayoría de artistas (dejémoslo así) suburbanos, he estado a punto de pedirles un bis, pero después de pasar el platillo han cambiado de vagón a toda prisa.

Pasan los cumpleaños y del 1 de Octubre queda la marca en la pared. Hasta la desobediencia y el enfrentamiento físico llegó el estado de conciencia de un país que buscaba la gran salida a sus problemas. Siete años después, el paisaje social de Cataluña sigue cambiando aceleradamente, el mundo se transforma y nuestros problemas son los de siempre pero agravados por el lucro cesante, como la financiación, los trenes o la edad de emancipación de los jóvenes, por citar los titulares informativos de ayer mismo.

Mientras tanto, el estado de conciencia se mantiene sin herramientas disponibles para materializarlo, sometido a la fuerza centrífuga de recetas recalentadas que también suenan a amortizadas por mucho que las expliquen con buenas maneras. En el vagón de al lado se siente que “de la Sierra Morena, cielito lindo, vienen bajando, un par de ojitos negros, cielito lindo, de contrabando”,y me quedo con el consuelo de que, a falta de nada mejor, cantando se alegran los corazones,cielito lindo.

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