La contraofensiva ucraniana cambia la situación

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Tancs abandonados por las fuerzas rusas

Se han cumplido 201 días del inicio del ataque ruso a Ucrania y la guerra no va como quería Putin, a pesar de que sí que ha conseguido el objetivo paralelo de desestabilizar Europa y medio mundo. La situación se le ha complicado esta última semana después de que el martes el ejército ucraniano iniciara una contraofensiva que le ha permitido recuperar más de 3.000 kilómetros cuadrados de territorio –el doble si hacemos caso de lo que anunció ayer el presidente Volodímir Zelenski– incluso con algunas localidades que estaban en manos del Kremlin o sus aliados desde el 2014, cuando empezó la guerra del Donbás. Esta contraofensiva ucraniana está dejando maravillados a los expertos militares porque su ejecución ha cogido por sorpresa al ejército ruso, que se ha tenido que retirar a la desesperada dejando mucho material en manos de los ucranianos, y se prevé que haya tenido muchas bajas y prisioneros. La operación empezó hace días con una maniobra de engaño con la que el ejército ucraniano hizo ver que el objetivo principal era recuperar Jersón, al sur; cuando los rusos reaccionaron enviando parte del ejército a reforzar aquel frente, Ucrania lanzó el grueso del ataque en el norte, alrededor de Járkov, donde han podido encontrar menos resistencia.

Pese al silencio inicial –el sábado Putin aun inauguraba una gran noria en Moscú–, el Kremlin acabó reconociendo "una retirada ordenada" de las tropas y se ha ido filtrando el malestar por la situación en la cúpula del ejército, que pide que se declare la guerra oficialmente porque esto le permitiría reclutar más soldados. Los militares reciben cada vez más críticas abiertas en los medios rusos por cómo han llevado a cabola guerra y algunos comentaristas piden dimisiones y los acusan de haber "engañado" a Putin. De hecho, pese a la dificultad para saber exactamente qué pasa en el interior de Rusia, por primera vez se han conocido también críticas de cargos públicos al mismo presidente ruso. Un grupo de regidores del Ayuntamiento de San Petersburgo ha escrito una carta pidiendo a la Duma, el parlamento ruso, que destituya a Putin por traidor, y se han sumado regidores de Moscú y otras poblaciones.

Aún es temprano para saber qué puede significar todo esto y cómo puede cambiar el rumbo de la guerra, tanto sobre el terreno como en el equilibrio de poderes en el Kremlin. La contraofensiva ucraniana, hecha con el apoyo en armamento, inteligencia y entrenamiento de Estados Unidos y otros países de la OTAN, ha conseguido de momento cambiar la situación de estancamiento y avance ruso que había hasta ahora, pero todavía no se ha acabado. Los expertos no descartan que Ucrania todavía gane mucho más territorio a los rusos en los próximos días. Y la respuesta del Kremlin también es una incógnita. De momento los dos últimos días se ha dedicado a bombardear las ciudades reconquistadas para estropear las infraestructuras de agua y electricidad. Y el temor, como siempre, de la comunidad internacional es que acabe optando por hacer uso de manera controlada, o no, de su armamento nuclear. Todavía puede pasar de todo, desde un desenlace rápido con cambios importantes en Moscú hasta un nuevo estancamiento que deje la situación tal como está ahora durante meses, lo cual minaría la resistencia de los ucranianos y de sus aliados. Habrá que estar muy atentos estos días, pero la contraofensiva ucraniana, en todo caso, ya ha pasado a formar parte de la historia militar.

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