Leo en el ARA que dos “creadoras de contenido”, Dulceida y Alba Paul (que, por lo que veo, son famosísimas y tienen muchos seguidores en las redes), acaban de tener una hija. En Instagram han publicado varias fotos del evento. En una vemos la que ha parido, de ambas, sujetando al bebé con la derecha y un chasquido de Casa Tarradellas con la izquierda. Ignoro si el popular come es parte del contenido a crear o si es que la madre, después del esfuerzo del parto, tenía hambre y alguien le ha hecho ese regalo encomiable. ¿Quizás le ha pedido ella? Ya se sabe que cuando estás preñada te prohíben el embutido.
Cuando vas de parto te regalan ropita, flores, dulces, kits de supervivencia como el cochecito (ya menudo no tienen en cuenta que no todos entran en el ascensor) o muñecos de esos que vivirán años y años en los estantes . Alguien dirá que rara vez te regalan chasquido, pero, justamente, lo veo ideal, si pensamos que, como dice el dicho, “los bebés vienen con un pan bajo el brazo”. No seré yo quien lo critique, porque cuando fui de parto, pronto cumplirá diecisiete años, Quim Monzó me regaló un jamón, que me llevó al hospital, para disfrute de todos los presentes y el mío propio. No se me ocurrió tomar una foto, lo que demuestra que no soy emprendedora. Y eso que la que entonces era un bebé no me lo hubiera reprochado nunca, que la hiciera. Ambas tenemos el umbral de la dignidad económica bajísimo. Nuestro juego preferido es preguntarnos por cuánto dinero haríamos cosas desagradables (“¿Por cuánto dinero te comerías un escarabajo?”, “¿Por cuánto dinero te tirarías en una piscina de caca?”, “¿Por cuánto dinero escucharías reggaeton?”.. .). Nuestro contenido a crear no pasa de la teoría.