Error sistémico

La idea del blackout, del apagón total, es frecuentada por la literatura y el cine de forma recurrente. La pérdida o interrupción del suministro eléctrico es la versión siglo XX, laicizada y pasada por el imaginario de las sociedades nacidas de la Revolución Industrial, de la idea de la noche en la Tierra, más propia de las religiones del libro. Es una imagen escatológica: sabremos que estamos al final de todo porque se extenderá sobre la Tierra una oscuridad total. En el momento de la muerte de Cristo, el cielo se ennegreció. También en el Diluvio de Noé, etc. El fin del mundo, por supuesto, suele ser en realidad la metáfora de una advertencia, o de un diagnóstico. Mary Wollstonecraft, o Mary Shelley (la autora de Frankenstein), tiene una novela titulada El último hombre en el que se imagina, desde el siglo XIX en que ella vivió, un siglo XXI en el que la sociedad occidental ha sido arrasada por una terrible plaga, y donde los supervivientes deben hacer vida a oscuras. El cine, que es un arte eléctrico, ha imaginado un mundo sin electricidad en un sinfín de películas distópicas, de acción y de ciencia ficción. En el subgénero del ciberataque, permítanme citar la inconmensurable Die Hard 4 (aquí, La jungla de cristal 4), en la que un Bruce Willis arregla a tortazos un caos total provocado por una banda de terroristas digitales con ganas de juerga.

Con internet y las comunicaciones que se iban y volvían, fue aún más difícil intentar poner algo de orden mental en las informaciones que llegaban fragmentarias y confusas. Personalmente, me tocó hacerlo desde Mallorca, uno de los pocos lugares en los que no se interrumpió el suministro eléctrico (no siempre la insularidad debe ser mala), pero donde sí, ya por la tarde, cayeron las comunicaciones: ni teléfono ni internet. Sin que se tenga todavía idea clara sobre la causa del apagón, algunas voces autorizadas hablan de un error sistémico en la red de Red Eléctrica. El adjetivo sistémico contiene resonancias políticas e institucionales, pero si las enumeramos seguiremos sin salir de la especulación y la conjetura.

Cargando
No hay anuncios

Y de especulaciones y conjeturas no hace falta ni hablar, porque desde el primer segundo se han desbocado. chemtrails y de los pájaros que en realidad son cámaras de vigilancia se activaron de inmediato y todo se llenó de teorías que relacionan el apagón con la muerte de Francisco, con el anuncio del cónclave para anunciar el próximo pontífice, con el caso Koldo o con Begoña Gómez. Los entendidos en pandemias, en la sequía y en la DANA son ahora de repente todos ingenieros eléctricos. Existe siempre, al fin y al cabo, el apagón voluntario, como el que cuenta Boris Vian. En un relato suyo titulado La niebla, todo París, hasta el último rincón, es invadido por una niebla tan espesa que no permite ver nada a nadie.

Cargando
No hay anuncios