El gobierno de España desprecia a Francesc Antich

Francesc Antich en una imagen de archivo.
16/10/2025
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Este martes, el Consejo de Ministros del gobierno de España concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Carlos III, a título póstumo, a dos ex presidentes autonómicos socialistas fallecidos recientemente: Javier Lambán, que fue presidente de Aragón, y Guillermo Fernández Vara, que lo fue de Extremadura. No le concedieron, en cambio, a Francesc Antich, fallecido el pasado mes de enero y que fue presidente del Gobierno de las Islas Baleares en dos legislaturas. El hecho sólo puede considerarse como un desprecio que ha causado el malestar de los socialistas de Baleares y la protesta de todos los grupos del Parlament balear (excepto Vox, lo que honra aún más la memoria de Antich).

Recordemos que Antich fue el primer presidente progresista de Baleares y que lideró un gobierno de coalición de izquierdas, el Pacto de Progreso, que –sobre todo en su primera edición, la de 1999-2003– fue pionero en políticas que todavía hoy marcan la agenda pública: la defensa del medio ambiente, la regulación del turismo y la regulación del turismo y la regulación del turismo el impulso de la lengua catalana y de la identidad nacional y la soberanía de Mallorca, Menorca, Eivissa y Formentera. Como ha sucedido tantas veces, y sucede aún ahora, Baleares se adelantaba desde la periferia a muchos de los debates sociales y políticos que después se vuelven centrales. Y como se producen desde la periferia, estos adelantamientos casi siempre pasan inadvertidos en las capitales y en los ámbitos de poder, para los que Baleares es un lugar donde ir a tostarse al sol durante el verano y para de contar. El propio Pedro Sánchez, la primera vez que se materializó en Mallorca, se declaró contento de estar en la isla de Palma. Sólo actuó como tantísimos españoles, y —puestos a decir, y eso ya sabe más mal— tantísimos catalanes.

La Gran Orden de no sé qué de Carlos III es, digámoslo todo, una casposa cacona sin ningún interés. Pero el hecho de que se le conceda a título póstumo a Lambán ya Fernández Vara, y no a Antich, significa varias cosas y ninguna buena. Una: Antich era catalanista, mientras que Lambán y Fernández Vara eran dos espanyolistas jacobinos arruinados, ya menudo ofuscados. Dos: Antich "solo" fue presidente de Baleares, que son como decíamos poco más que una simpática curiosidad turística con la rareza de que los indígenas se empeñan en hablar catalán, mientras que Lambán y Fernández Vara presidieron en verdad dos comunidades españolas. Tres, primó el interés en condecorar el sector felipista/guerrista y simplemente, groseramente, se olvidaron de un expresidente socialista que hacía tiempo que vivía alejado de todo tipo de focos. Todas las opciones, por separado o sumadas, son pésimas, y hacen ver que el compromiso con la diversidad lingüística y cultural del gobierno de España es una simple retórica que no impregna en modo alguno el día a día de la actuación política. Seguro que Francina Armengol, como presidenta de Baleares que fue amiga y heredera de la visión política de Francesc Antich, debe estar disgustada.

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