Hablad con la gente mayor

"Hablad con la gente mayor". Ahora me da rabia no haberlo hecho con mi abuela. A veces me sentaba en el sofá con ella y le decía "¿Qué, abuela?" Y me decía "Mira, hoy pensaba que tu abuelo..." Y yo pensaba "Joder..." y cuando hacía una pausa le tocaba un poco la mano y le decía "Yaya, tengo que irme". Y no tenía que irme, me iba porque no me interesaba escucharla. Y pienso: "Qué idiota tan grande que era, no escuché a la abuela". Hablad con los abuelos, sobre todo.

Son declaraciones del actor Fel Faixedas durante la entrevista que le hizo en este diario Xavier Cervantes para hablar del libro que ha escrito, M'hauria agradat conèixe't, publicado por Univers.

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Fel Faixedas tiene, entre otras, la cualidad de saber cómo conectar fácilmente con la gente. Esto le sirve a la hora de hacer teatro, lo ha ayudado a la hora de escribir y le es imprescindible para establecer relaciones de amistad y afecto con la facilidad con la que lo hace.

Leyéndolo, o escuchándolo, muchísimas personas se preguntarán inmediatamente: ¿por qué no hablé más con mi abuelo? ¿Por qué no escuchaba más las historias de mi abuela? Y estoy segura de que todo el mundo llegará a la misma conclusión que Fel: ¡qué idiota tan grande que era!

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En este sentido, hay algo que no acaba de estar bien montado: es ley de vida que los abuelos mueran antes de que los nietos lleguen a la edad madura, justo cuando les nace un gran interés por todo lo que hace referencia a la familia, al pasado, a las raíces. Pero ¿cómo le haces entender a un adolescente, o incluso a un adulto joven, que con los años se arrepentirá de no haber hecho esas preguntas que ahora le crean una curiosidad inmensa?

Si la jeneusse savait, la vielleise pouvait,dice un refrán francés que la gran Doris Lessing utilizó para titular una novela suya. Si la juventud fuera sabia se daría cuenta del valor de la memoria, pero cuando nos llega la edad de querer saber ya no podemos preguntarle a nadie.

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Cuando a Fel Faixedas le llegó ese momento fue cuando empezó la búsqueda para escribir un libro sobre su abuelo Pitu, saxofonista de la conocida Orquesta Maravella (con A, porque el nombre viene de Caldes de Malavella).

Con tendencia a la obsesión, Fel se enzarzó en una aventura para la que no se sentía preparado: escribir un libro. Pero la búsqueda lo entusiasmó y, quizás para sorpresa del propio autor, ha salido un libro tierno y divertido, que apelará al centro del corazón del lector, allí donde esconde las cosas más íntimas y cálidas: los recuerdos de niñez, la relación con los abuelos, la memoria familiar.

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En el caso de Faixedas, el pesar de no haber conocido a su abuelo paterno es más intenso porque, a estas alturas de la vida, está convencido de que la herencia de este abuelo que hizo pasar la música por delante de todo es la responsable de la vida que él mismo eligió, ligada al teatro. También la experiencia vivida por el abuelo y, de paso, por la mujer y los hijos, le ha servido para hacerlo de otra manera y no sacrificar la vida personal al servicio del arte.

Pero estoy segura de que cualquier lector o lectora de su libro también pueden identificar el legado inmaterial que han heredado de sus antepasados. Muy a menudo la herencia más importante que recibimos es la que no puede venderse ni comprarse: la creatividad, el carácter, las virtudes y los defectos, el talento.

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Fel Faixedas todavía es joven, pero ya es sabio: recomiendo a los más jóvenes que le hagan caso, porque habla por experiencia: hablad con los abuelos, sobre todo.