Es hora de grúas

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És hora de grúas

Este artículo está motivado por tres noticias aparecidas en el ARA del pasado viernes: sobre vivienda asequible, el MNAC y el Clínic. Empiezo por la razón que me lleva a comentarlas juntas.

El año 2022 será un buen año económico. Lo garantiza una inyección de fondos del Next Generation de un gran volumen que, al ser no retornables, no hacen déficit. También lo podría ser –toquemos madera– en 2023. Pero es evidente que conviene ya desde ahora tener en cuenta la situación en la que nos encontraremos en 2024.

Esta dependerá, al menos por dos caminos, de cómo despleguemos los fondos europeos. Uno, del que hoy no me ocuparé, es hasta qué punto los fondos se dirijan a inversiones que impulsen la productividad de la economía. El otro, que es el tema de hoy, es hasta qué punto el gasto ahora puede incidir sobre el déficit en el futuro. Es seguro que lo hará en alguna medida: el gasto no retornable es más fácil de asignar a proyectos de fortalecimiento del sector público. Muchos de estos, sin embargo, generarán gasto recurrente, en forma, por ejemplo, de contratación consolidada de personal. Por esta y otras razones –sostenibilidad de las pensiones, reducción de la deuda– hay que ser realista y esperar un aumento de la presión fiscal. Ahora bien, su magnitud dependerá del tipo de proyectos públicos que ahora se impulsen. Se desprende de esto que fuera bueno ejercer la virtud de la prudencia con los gastos que generan mucha recurrencia e incidir especialmente en los que no lo hacen.

Hay momentos en los que las grúas no son indicadas y momentos en los que sí que lo son. Los próximos dos años serán de este segundo tipo. La construcción que no deja deuda hipoteca comparativamente poco al futuro. Sería, pues, lógico y deseable que viéramos una aceleración del ritmo de construcción de los muchos proyectos de ingeniería civil ya emprendidos. Y también que se desencallaran algunos de los proyectos que sabemos que son del todo necesarios pero a los que hace demasiado tiempo que damos vueltas sin acabar de dar el cabezazo de convocar las grúas. Y aquí entran las noticias del ARA:

1. Se ha constituido Habitatge Metròpolis Barcelona, una entidad público-privada impulsada por el área Metropolitana de Barcelona para promover vivienda de alquiler asequible. Entiendo que está muy diseñada. Ha tardado demasiado en estar lista, pero ahora que lo está, adelante y que se vean las grúas. Si se hace bien no tengo dudas de que marcará la metodología de futuro en un tema fundamental en el que convienen programas continuados y de envergadura.

2. Se ha inaugurado la gran exposición de Gaudí en el MNAC. Recibo con satisfacción la noticia de que una exposición producida aquí irá después al Museo de Orsay. Catalunya necesita que su museo de referencia brille. Pienso, pues, que es un buen momento para darle empuje y concretar su ampliación en el Palacio de Maria Eugènia acelerando la llegada de las grúas. Por cierto, la conexión Disfrutó también nos tiene que hacer ver que Barcelona necesita un referente museístico en arquitectura, a la que debe tanto su imagen. No nos hace falta un museo específico. Montjuic sería una buena localización y lo puede asumir el MNAC mismo. Por cierto, el gobierno español ha confeccionado un anteproyecto de ley de la calidad de la arquitectura. El trámite de audiencia concluyó el pasado jueves. En el artículo 7 se crea una Casa de la Arquitectura que “tiene como vocación convertirse en un referente nacional e internacional para la divulgación de la arquitectura”. Hace unas semanas, Pedro Sánchez anunció que las nuevas instituciones del Estado no irían a Madrid. ¿Hay que suponer, pues, que el hecho de que el Palacio de Zurbano haya sonado como sede es un rumor infundado, no? La Casa revive explícitamente el Museo Nacional de la Arquitectura y Urbanismo, un proyecto fallido de la época Zapatero que tenía que tener tres sedes: Salamanca, Barcelona y Madrid.

3. La comisión para el estudio del asunto se ha pronunciado sobre la localización del nuevo Clínic. Hace meses me manifesté en el ARA a favor de rehacer el Clínic donde está. Lo veía más viable que cualquiera de las alternativas que se habían planteado. La comisión también descarta mi propuesta porque ha encontrado otra de superior antes no estudiada: las pistas de atletismo de la UB en la Diagonal. Estoy completamente de acuerdo: es muy superior. Es una localización ideal. Ahora hay que minimizar el periodo necesario para negociar con la UB –se lo tendrá que compensar– y afrontar las muchas complejidades que se presentarán. Pero el ritmo no puede ser como hasta ahora. Ahora hay que correr porque ahora el viento de la financiación podría ser favorable.

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