¿Cómo mejorar los resultados de los alumnos?

Tres maestros reunidos en una imagen de archivo.
01/07/2025
Doctora en ciències de l'educació
3 min

Hace pocos días se han hecho públicos los resultados de las pruebas de competencias básicas de 6º de primaria y 4º de ESO. Como viene siendo habitual, el foco se ha puesto en el retroceso o el estancamiento de los resultados. Pero quizá deberíamos ir más allá de las cifras. No para minimizarlas, sino para entender qué hay detrás. Porque los resultados de los alumnos no son sólo su responsabilidad. Hablan también del sistema educativo que hemos construido –o que hemos ido dejando hacer.

Catalunya ha vivido una sucesión de consejeros de Educación que ha dejado poco margen a la continuidad de políticas sólidas. Desde 2007 ha habido ocho. Cada cambio ha comportado nuevas prioridades, nuevos discursos y, con demasiada frecuencia, el desguace de proyectos anteriores. Si añadimos los cambios de ley educativa por cada cambio en el gobierno español, todo ello suma mucha inestabilidad, especialmente si se compara con sistemas educativos más consistentes, en los que las líneas estratégicas se mantienen durante décadas, independientemente del gobierno de turno. ¿Cómo puede sostenerse una mejora a largo plazo sin estabilidad y sin tiempo para consolidar cambios? La educación no puede ir al ritmo de las legislaturas.

El sistema catalán vive también una ausencia estructural: la falta de un sistema riguroso y útil de evaluación y desarrollo del profesorado. No tenemos una carrera docente con incentivos de mejora. Una vez se ha accedido a la función docente de forma estable, salvo en períodos iniciales como las prácticas no existe evaluación sistemática para los docentes de la escuela pública. Ésta es quizás una de las diferencias con el modelo de gobernanza de la escuela concertada.

Sin duda el entorno educativo es cada vez más complejo –más pobreza, mayor diversidad en el aula...– y los retos para los profesores se multiplican. La investigación internacional está clara: el docente en el aula es el factor más relevante para el aprendizaje de los alumnos. Pero España y Catalunya siguen siendo una excepción en Europa. Según el informe Teaching careers in Europe (Eurydice, 2023), somos uno de los pocos países que no disponen de un sistema regular de evaluación docente una vez que el profesorado ya tiene la plaza. Mientras, la mayoría de países europeos han articulado mecanismos estables de feedback, de observación entre iguales y seguimiento profesional. Portugal, sin ir más lejos, ha vinculado las observaciones en el aula y el acompañamiento formativo con las oportunidades de progresión profesional. Se ha fortalecido así tanto el reconocimiento como la responsabilidad de los docentes.

En una visita a una escuela de Londres, en un barrio de los más depauperados, conversé largamente con la directora. ¿Qué ha hecho como centro para revertir los malos resultados que tenía y convertirse en un centro referente? Lo primero que respondió fue: abrir el centro a las familias. Pero acto seguido habló del acompañamiento a los docentes. Me explicó el caso de una profesora de matemáticas con dificultades. ¿Qué habían hecho? Observación de cómo actuaba la profesora en el aula, plan de mejora, visitas a otros maestros para ver cómo lo hacían, seguimiento de cómo corregía... Dos años después, me dijo, es la mejor profesora de mates que ha tenido nunca en el centro.

¿Por qué todavía estamos demasiado lejos de prácticas que en otros países europeos son habituales? No recibir ningún incentivo de mejora a lo largo de la carrera tiene también consecuencias sobre el malestar de los docentes, que quedan atrapados en la rutina y la falta de oportunidades. La resistencia de los profesores al modelo de aprendizaje competencial se debe también a la falta de capacitación profesional. Se ha extendido el trabajo globalizado y por proyectos, y no siempre con la formación o el soporte para hacerlo bien.

Desde el departamento se han dado pasos importantes, como la definición del marco de competencias profesionales del docente. ¿Cómo conseguirán que se haga efectivo en los centros? El papel de los equipos directivos es clave. Una dirección con capacidad de liderazgo pedagógico, formada y reconocida, contribuirá activamente a la mejora de los equipos docentes.

No habría que inventar nada. La ley de educación de Catalunya ya preveía un decreto de evaluación docente: llegó a redactarse, pero nunca se ha aplicado. Y no por falta de argumentos sino por falta de coraje político. Hace ya demasiados años que esperamos una decisión que es urgente. Porque los resultados de las pruebas de competencias nos interpelan, sí. Pero no nos equivocamos de diagnóstico: quien suspende no es sólo al alumnado. Es el sistema, el que ha dejado pasar demasiadas oportunidades para hacer las cosas mejor.

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