aznar
22/09/2025
2 min

"Desvincular el sufrimiento humano de las responsabilidades internacionales". "No es cuestión de emociones sino de realidad". Estos son los dos principios morales con los que el expresidente Aznar ha entrado en el debate sobre el genocidio de Gaza. Dicho de otra forma, para él la moral es ajena a la política internacional. Y las víctimas son un dato, no un problema. Confirmando que todo vale en la política, y que se da por supuesto que la verdad y la mentira son intercambiables a la hora de descalificar al adversario. Aznar –como González, al otro lado de la escena– llegó muy temprano, gobernó un largo período y la política lo jubiló muy joven. Y es difícil encontrar la forma de ser un expresidente el resto de la vida. No se ha podido aguantar y ha salido a escena haciendo temblar las piernas a Feijóo, aportando obscenidad a un debate que debería tener un punto de consenso fácil: no al genocidio.

Con Gaza hemos visto la obscena frivolización de la política llevada al extremo. Y el PP se ha lucido en la negación de la evidencia y en el oportunismo vergonzoso de un Feijóo de perímetro moral variable. Empezó condenando la violencia de Sánchez y negando el genocidio de Israel, pero cuando vio que esto le repercutía en contra matizó: quizás no hay para tanto, lo que ocurre en Gaza es grave, aunque lo que le preocupa no es lo que haga Israel sino el sufrimiento de quienes sufren, como si pudiera haber asesinatos sin asesinos. Pero Aznar ha levantado la voz y Feijóo se ha apresurado a dar marcha atrás: "Me alegro de continuar en ese lado, con un defensor de la democracia como el presidente Aznar".

Este personaje ante el que Feijóo se arrodilla para fundamentar su negacionismo del genocidio de Gaza dice que "Sánchez es rehén voluntario de la violencia", habla de "una ineptocracia corrupta" que desvía los focos para llevar a la opinión pública lejos de los escándalos. Y en medio del delirio del PP en la defensa de Netanyahu, Elías Bendodo, otra estrella de la casa, pide que Sánchez se pronuncie sobre si el 7 de octubre el secuestro de ciudadanos judíos por parte de Hamás fue genocidio o no.

Tiene razón Aznar en que "los sentimientos humanitarios no son monopolio de nadie". Pero todos sabemos que los sentimientos humanos –y los humanitarios forman parte de ellos– están cargados de prejuicios y bajas pasiones. Y no reconocer la evidencia de un genocidio como está haciendo el PP respecto al arrasamiento de Gaza por parte de las tropas israelíes lleva a una trágica perversión: negar la evidencia del mal. Agravada por un lado siniestro: utilizar un drama tan grave para las pequeñas miserias de la política cotidiana española. ¿Tan propietarios de España se consideran para jugar miserablemente con una tragedia de referencia universal para sus batallas de poder? Un irresponsable ejercicio que además demuestra la insensibilidad de la derecha y pone al PP a los pies de los caballos de Vox.

stats