El 'New York Times' ya no es (sólo) un diario

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Si preguntamos al común de los ciudadanos qué es el New York Times, la respuesta que cabe esperar que nos digan es “un diario”. Pero resulta que si miramos a qué dedica el tiempo la gente que navega bajo su dominio en internet, veremos que la mayoría de minutos consumidos no lo son leyendo las noticias, sino jugando. Los pasatiempos creados por la Dama Grisa se han hecho tan populares que incluso han generado más de un millón de suscripciones específicas: gente que no paga por leer las magníficas crónicas de corresponsales o los reportajes de investigación pero sí por averiguar cuál es la palabra de cinco letras del día o cuál es el concepto que agrupa a cuatro sintagmas diferentes. Una gráfica que ha circulado estos días por las redes sociales muestra cómo el consumo de noticias se ha mantenido estable a lo largo de los últimos tres años –con las oscilaciones típicas atribuibles a la actualidad– mientras que el tiempo dedicado a juegos se ha disparado hasta el punto de superar claramente la barra correspondiente al consumo informativo. Y cuidado, que el canal de cocina, a pesar de representar todavía una fracción pequeña de los minutos de estancia en la página del Times, está experimentando también un crecimiento acelerado.

Y está muy bien. Si con estos entretenimientos el diario puede sufragar las costosas operaciones informativas, bienvenido sea este maná, que no conlleva ningún compromiso o conflicto de intereses, como ocurre con la publicidad. Además, se trata de un producto editorial: si ha triunfado es porque está muy bien hecho y el lector percibe que se le propone una dosis de ejercicio mental moderado, para desengrasar, que está muy bien diseñado, es amable y deja ver la huella humana y autoral. Los diarios, como entidades que informan y acompañan. A mí me gusta.

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