El teniente general Francisco José Gan Pampols, en una imagen de archivo de 2022.
23/11/2024
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El todavía presidente Mazón, en fase terminal pese a que le cueste reconocerlo, sorprendió al público al encargar la dirección de las labores de reconstrucción del País Valenciano a un militar. Con un argumento que sólo sentirlo da miedo: los militares no hacen política. Por no hacer política, el general Gan Pampols ha sido nombrado vicepresidente del gobierno, con capacidad de elegir a los responsables de la tarea. Y de hecho ya ha incorporado a otro militar. No hará política pero está en el ejecutivo: un poder político que representa al Estado. El presidente Mazón, renunciando a un poder que deriva de su condición, ha dicho que no intervendrá, que el general operará autónomamente. Sin embargo, las decisiones del gobierno están sometidas al control de los demás poderes, empezando por el legislativo. ¿Debemos entender que las del vicepresidente-general quedarán fuera de este control, como si se tratara de una figura de excepción?

Más aún, Feijóo no tiene ningún problema para validar el planteamiento del presidente valenciano. ¿Debemos entender que el PP está introduciendo una nueva figura en la política: el cargo no político, irresponsable ante su presidente y el Parlamento? Desconozco la competencia del general y, por tanto, no tengo razones para sospechar de su eficacia. Y estoy seguro de que las razones de Mazón son suficientemente prosaicas. En el fondo, busca a alguien que no le haga sombra pero le haga el trabajo, desplazando hacia el general responsabilidades que son suyas y no debería eludir. Una pérdida de tiempo: Mazón está tan acorralado por su gestión irresponsable que nadie le devolverá a primera fila. Y si el general no lo logra, el primero al que le tocará el recibir será al presidente.

El discurso, validado por Feijóo, sobre la condición apolítica de los militares no tiene nada de inocente. Estaba en primera línea de la doctrina franquista: ellos habían venido a salvar al país de la política, porque los partidos habían destrozado a España, y todo les estaba permitido. Y, sin embargo, estuvieron cuarenta años haciendo política despótica, es decir, sin control ni límite alguno. Por eso da heredad a que a estas alturas el PP recupere un icono de la ideología de la dictadura. El propio Franco se jactó de que él no hacía política. Da miedo que esta empanada aún esté viva en determinados sectores de la derecha española. Es lamentable que en un momento de presión el PP salga con reliquias ideológicas de la dictadura. Gan Pampols está sometido al control del Parlamento por ley y al cumplimiento de las reglas del juego. Que Mazón esté amortizado no le da derecho a eludir obligaciones mientras sea presidente. Y él es el máximo responsable de la acción de gobierno. También de la de Gan Pampols.

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