No soy un robot
Me miro la puntuación de Cataluña en un nuevo volumen del informe PISA donde se analizaba el pensamiento creativo de los estudiantes de 15 años. Lo definen como “la competencia para implicarse de forma productiva en la generación, evaluación y mejora de ideas que puedan dar lugar a soluciones originales y efectivas, avances en el conocimiento y expresiones impactantes de la imaginación”. En cuanto a mí, nunca me he implicado (de forma productiva) en la generación, ni la evaluación, ni mucho menos la mejora de ideas. Nunca he podido dar lugar a soluciones originales, ni mucho menos efectivas. Sí, avances en el conocimiento he hecho alguno, y he, tal vez, cometido expresiones de la imaginación, pero, por el bien de todos, puedo decir y afirmar que no eran impactantes.
Las pruebas que debían hacerse para demostrar todo esto, confieso que me han parecido fáciles y divertidas. Había una fotografía y tenías que ponerle tres títulos, muy distintos. ¡Qué juego más loco! Yo habría hecho la primera muy obvia, la segunda, muy cursi y la tercera, incongruente. También debían escribirse ocho líneas de sinopsis para una película con un personaje llamado Leo que dialogaba con un robot inteligente, llamado Rob.
En muchas ocasiones, cuando entro en páginas de internet, hay una leyenda que dice: “No soy un robot”. Lo hacen para que demuestres que eres una persona. Yo siempre tengo miedo de pinchar la casilla. ¿Puedo demostrarlo? Ésta es la verdadera prueba del informe PISA. Demostrar que no soy un robot. O no llegar a demostrarlo. ¿Me creen? Y si todos son unos robots y yo no soy un robot, ¿a la fuerza soy un robot? No, no soy un robot. Deben creerme. Porque si me creen es que son unos robots. Pero ¿lo dirán, que son unos robots? No soy un robot.