El Nord Stream y la inquisición periodística madrileña

Escape de gas al mar Báltico por un ataque a los gasoductos norteños Stream.
10/03/2023
3 min

Parece que los servicios de inteligencia de EEUU han hallado a los terroristas culpables de los atentados contra los oleoductos Nord Stream. Esos oleoductos representaban una de las infraestructuras estratégicas alemanas más importantes para asegurar el suministro energético para sus industrias y sus ciudadanos.

Según fuentes de la inteligencia estadounidense, se trataría de un comando ucraniano que no tendría conexiones con el gobierno de Kiev. Todo esto lo contó el martes The New York Times en una pieza que parecía salir al paso del reportaje de Seymour Hersh que apuntaba a la autoría estadounidense.

El humor negro se define por usar temas inapropiados; asuntos que, desde una perspectiva no humorística, resultan enormemente serios, pueden convertirse en objetos de risa y también de reflexión. Permítanme recurrir hoy al humor negro.

En primer lugar, recordemos que Seymour Hersh es un plumilla que nadie sabe cómo fue capaz de ganar un premio Pulitze. Hace pocas semanas, el plumilla en cuestión publicó por su cuenta una detallada investigación que responsabilizaba a los EE.UU. de un atentado que, sin duda, respondía a sus intereses. Pero como hicieron notar ciertos catedráticos ad honorem del periodismo madrileño, la pieza de Hersh no tenía calidad suficiente para ser publicada porque solo contaba con una fuente anónima. Ya se sabe que Madrid no solo es la capital de la libertad y de las cañas bien tiradas; Madrid es también la capital mundial del rigor y de la ética periodísticas. Si quieres aprender periodismo de calidad, todo el mundo sabe que, como poco, hay que contratar un curso online de los que ofrece la Asociación de la Prensa de Madrid. Allí un elenco de maestros encabezados por Victoria Prego te enseñarán los secretos del oficio más prestigioso de la capital del Reino.

El caso es que sorprende que el tribunal de la inquisición periodística madrileña no haya comentado gran cosa sobre una pieza del muy prestigioso New York Times en la que se reconoce que las fuentes de la inteligencia de EE.UU. no han querido comentar ni el origen de la información, ni las pruebas de la misma, ni tampoco especifican nada del grupo que actuó, ni tampoco dicen nada de quien habría pagado o dirigido la operación.

Los analistas estadounidenses, según The New York Times, no han llegado a una conclusión definitiva y dudan sobre el peso que tiene esta nueva información de inteligencia.

Que esta filtración llena de pruebas y datos irrefutables haya llegado a la prensa poco después de la investigación de Hersh es solo casualidad. Como es solo casualidad que la Fiscalía alemana haya confirmado que el pasado mes de enero se registró un barco propiedad de una empresa polaca sospechoso de llevar a cabo la operación, añadiendo que las investigaciones sobre los responsables y los motivos siguen en marcha.

Es casualidad también que los medios alemanes, por su parte, hayan publicado una investigación que revelaría detalles de las pesquisas oficiales. Dicen que el comando estaba compuesto por seis personas, cinco hombres y una mujer. En el grupo habría un capitán, dos buzos, dos asistentes de buceo y un doctor. Según esos medios, la empresa polaca sería propiedad de dos ciudadanos ucranianos y el comando habría partido el 6 de septiembre del puerto de Rostock, Alemania, hasta la isla danesa de Christianso, muy cerca del lugar del sabotaje.

Dicen esos medios que, poco después del ataque, un servicio secreto occidental dio la pista a otros servicios europeos, alertando de que un comando ucraniano era el responsable de la operación. Dieron la pista pero no pudieron detener al aguerrido comando de 6 personas. Qué cosas. Ya ven que el periodismo vive su edad de oro.

Les voy a decir la verdad. El atentado lo ejecutó el FRAP por orden mía y de mi padre, con apoyo logístico de los tupamaros uruguayos gracias a un favor que le pedí a Pepe Mujica. Y ya se sabe los escurridizos que son esos viejos militantes antifranquistas a los que no pudieron detener los servicios de inteligencia occidentales. Igual esto último lo saca alguno de esos digitales madrileños de trabuco a los que riegan de pasta Ayuso y Almeida porque vivimos en la edad de oro del periodismo.

Pablo Iglesias es doctor en ciencias políticas por la Universidad Complutense de Madrid, ex secretario general de Podemos y ex vicepresidente segundo del gobierno español
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