A la hora de hacer el balance económico que han significado en los últimos años, tanto para el conjunto de Europa como para España, debemos aceptar que han sido unos tiempos complejos, diversos y difíciles de calificar. Hemos conocido una buena cantidad de índices sobre la evolución de la economía y hemos vivido períodos de recesión, recuperación, crecimiento e inflación, sobre todo en las cinco mayores economías de Europa. En cada una hemos podido ver posiciones gubernamentales y debates políticos que pueden calificarse de poco serios y de poca eficacia. No voy a entrar.
Quiero expresar mi preocupación sobre el hecho de que la gran cantidad de índices publicados ha permitido a algunos poder explicar la realidad según los propios intereses: gobiernos, patronales, sindicatos, u otras asociaciones han puesto de relieve algunos de estos índices, y disminuyendo la importancia de otros e incluso –aparentemente– ignorando. Cuando la realidad llega a los ciudadanos y la padecen, la diferencia entre lo que sienten y lo que viven reduce la credibilidad de los gobiernos y favorece a los grupos de extrema derecha. Me centro sobre todo en el PIB y en lo que conocemos como progreso.
1. El índice del PIB. No cabe duda de que es uno de los más importantes de todos, porque refleja la recesión, el estancamiento o el crecimiento. Pero puede ser muy engañoso si se le mira solo, sin considerar al mismo tiempo otros índices. el PIB per cápita, porque la influencia sobre el bienestar varía según cambios en el volumen de la población. Las características actuales de la demografía y el fenómeno de la inmigración la emigración, pueden haber influido mucho en provocar cambios. Un crecimiento del PIB con una reducción del PIB per cápita no es ninguna buena noticia. entre la población. Las políticas basadas en principios neoliberales hacen que ahora sea muy corriente asistir a aumentos importantes de PIB, pero con un acumulamiento de esa nueva renta o riqueza en una parte pequeña de la sociedad: la de sus capas económicas más altas. Esto puede provocar claramente un retroceso en el progreso social, algo que hay que corregir a través de las políticas sociales de los gobiernos. es el índice del paro que nos muestra la importancia del número de ciudadanos situados en una posición y un sentimiento que no es sólo la carencia de recursos económica, sino que hay una depresión personal. una asistencia económica, sino que son necesarias otras actuaciones de las que hablaré ahora.
2. Crecimiento y progreso. La mejora en la evolución económica es uno de los componentes fundamentales del progreso de una sociedad y el aumento del bienestar de sus ciudadanos. Pero hay que tener en cuenta que este bienestar, personal o colectivo, requiere otros muchos ingredientes no económicos. Lo que ocurrió a mediados del siglo pasado fue claramente un progreso porque combinó, entre otros, estos elementos: aumento demográfico, economía de mercado, utilización productiva de tecnologías industriales, redistribución fiscal, educación y sanidad universales.
Si queremos que los países europeos puedan vivir una etapa similar, deben promoverse entre gobiernos de escalas local, estatal y europea políticas que tengan como mínimo los siguientes objetivos: una mayor productividad de nuestras empresas, que se debe de conseguir a base de aumentar su nivel tecnológico y las capacidades de sus trabajadores; la reducción de las diferencias que crea la actividad económica con medidas de regulación interna del mercado y otras de tipo fiscal redistributivo; la disminución del poder real del sector financiero independiente aumentando la regulación y promoviendo colaboraciones público-privadas en actuaciones de valor social colectivo; el uso de las nuevas tecnologías desarrolladas en las últimas décadas buscando el objetivo de la competitividad de las empresas, pero también su incidencia positiva directa en la vida y bienestar de las personas; el fin del abandono escolar para mejorar los niveles académicos de todos los ciudadanos independientemente de su capacidad económica; y, por último, la atención duradera a su salud, y la priorización del derecho a una vivienda digna.
Todo esto significa que es necesario aprovechar –si se puede– o poner en marcha –si es necesario– sistemas de medida que permitan seguir continuamente la evolución de cada uno de estos sectores de la realidad. También hay que establecer que, cuando se explique la situación. de un país o de una asociación de estados, deban poder mostrarse además de la evolución de su PIB, la de toda esta serie de índices que retraten la situación de las personas Acabo como he empezado: el crecimiento del PIB es fundamental, pero no debe engañarnos y, por tanto, es necesario complementarlo con todo un conjunto de índices que entren a formar del concepto de progreso.