Empieza una campaña electoral y pronto las farolas estarán llenas de caras serenas y eternas. Pero no sólo las farolas. Cuanto más boomer es un político, más ganas tiene su jefe de prensa de sacarlo por TikTok haciendo cosas distendidas y juveniles. Y en este sentido yo quisiera avisar a los futuros líderes de lo que no conviene.
En estos vídeos trepidantes que los harán hacer, que los hombres no se pongan delantales creativos para hacer suquet de pescado (dico "los hombres", porque las mujeres no suelen hacerlo). No den paseos entre campos con cara de comprender el universo.Y, por favor, en el mercado (que irán todos) no muestren demasiado interés por las cosas cotidianas de la vida (¿cuánto vale el rape? ¿Estas madres son frescas?), que no cuela.Estos cabezazos escuchando problemáticas concretas no quedan nada bien.No asumen –¡nunca!– una naranja o unas fresas en la parada del mercado, como si nunca hubiesen visto ninguna. Decir su nombre, muchas veces, también es sospechoso.. Hagan ver que se lo llevan con cesto.No digan "Ya me lo traeréis a casa". Y los niños... Los niños que salen siempre en las campañas y que los tienen a punto para ustedes...
Coger un niño ajeno y tocarle la cabeza (al estilo perro), apretarle la mejilla, machacarlo, darle un beso sonoro, no lo hagan. Los niños no muerden, como los perros (no todos), pero también tienen derechos. Piensen en lo del añorado Albert Rivera con la desdichada mascota: “Aún huele a leche...”. Un niño no lo merece (el perro, tampoco).
