El PP entroniza a Feijóo pero esquiva el debate sobre Vox

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Imatge de Feijóo con un militante a la entrada del congreso del PP

BarcelonaEl PP se conjuró este viernes para proyectar una imagen de unidad en torno a la figura de Alberto Núñez Feijóo que, pese a los grandes esfuerzos y la escenificación, no responde a la realidad y, además, se hizo a cuesta de esquivar el gran tema pendiente, que es qué hacer con la extrema derecha. El congreso extraordinario convocado para relevar a Pablo Casado hizo equilibrios para reivindicar figuras hoy del todo alejadas como José María Aznar y Mariano Rajoy, obviando que la elección de Alberto Núñez Feijóo representa la victoria del último presidente español del PP y la derrota del aznarismo.

Los mismos que ovacionaron a Isabel Díaz-Ayuso aplaudieron más tarde al defenestrado Pablo Casado, que se despidió con una autoreivindicación que intentaba esconder su gran fracaso. Y finalmente, Alberto Núñez Feijóo hizo un discurso políticamente correcto en el que no desveló ninguna de las grandes incógnitas que afronta su partido, más allá de las propuestas clásicas del centroderecha, como la defensa de la rebaja de impuestos y la unidad de España. Y no se puede obviar, cuando estamos en 2022, la reivindicación de la figura del fundador del partido, Manuel Fraga, exministro de la dictadura.

El gran reto que ya tenía el PP de Casado y ahora debe afrontar el PP de Feijóo es qué van a hacer con Vox. Hubo muy pocas referencias a este elefante presente en la sala. De hecho, no se mencionó el nombre del partido de Santiago Abascal. Feijóo es sin duda más moderado que Casado y está especialmente incómodo con la extrema derecha, que carece de representación en el Parlamento gallego, pero no parece dispuesto a romper lazos con Vox. Marcar diferencias, sí, pero negarse a pactar con ellos, no. Todo apunta a que la estrategia del PP se limitará a intentar obtener el mejor resultado posible para poder negociar con los ultras desde una posición de superioridad. Hay que ser claro: el PP no está en condiciones de repetir las mayorías absolutas que obtuvo en los años 2000 y 2011. Vox ha venido para quedarse y Núñez Feijóo no puede hacer como si no existieran.

La otra gran incógnita que debe resolver Feijóo en los próximos días es qué tipo de oposición hará, si la errática de Casado o una más coherente y fiable. Habrá que ver, por ejemplo, si se aviene a acabar con el bloqueo del Consejo General del Poder Judicial. Y, sobre todo, habrá que ver si su discurso de barniz galleguista se aplica también con Catalunya y el PP cambia su discurso contra, por ejemplo, el modelo de escuela catalana y deja de convertirse en un factor de distorsión y de crispación de la convivencia.

Por último, el gobierno español y los partidos catalanes deberían ser conscientes de que Núñez Feijóo es un político experimentado, con un perfil alejado de la caricatura en la que se había convertido Casado, elegido en su día cuando algunos querían clonar a Albert Rivera. Serán necesarias grandes dosis de inteligencia política para enfrentarse a Feijóo. Llega un nuevo PP que, pese a la puesta en escena de este viernes, sigue dividido internamente, y donde el aznarismo, vestido ahora de ayusismo, espera su oportunidad.

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