El puntazo lila

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Isabel García, nueva directora del Instituto de las Mujeres del gobierno español.

El gobierno español destituirá a la directora del Instituto de las Mujeres, Isabel García, y otra directora, Cristina Hernández, la sustituirá. Leemos en el ARA que “la destitución llega con la polémica sobre los contratos que ella y su pareja habrían obtenido en municipios del PSOE por la gestión de puntos lilas”. Al parecer, habrían recibido 64 contratos públicos de ayuntamientos gobernados por el PSOE y, con estas adjudicaciones, "hubiera facturado alrededor de 250.000 euros con las empresas que comparte con su mujer, Elisabeth García, exasesora del PSOE en el Senado". Yo, si fuera ellas, les acusaría a todos de machismo.

Hombre, descontémosle el IVA y los autónomos, los gastos que siempre tienes cuando montas un punto lila, y pensamos que no está mal. Montar un punto lila te supone psicólogos, mostrador, folletos informativos, quizás becarios informadores, un dispositivo conectado con el 012... Pero no mucho más. No es cómo montar BCNeta.

Todos nosotros necesitamos un monocultivo, porque el dolor del mundo es tan inmenso que no damos abasto. Tú te quedas los refugiados; yo, la lengua; ese otro, el feminismo. Es bueno que cada uno tenga su obsesión. Es la forma. Pero cuando de tu ideología puedes hacer un negocio, tu ideología se pervierte, para que, de algún modo, sin querer, te interesa que lo que defiendes (con todo el corazón, por supuesto) siga siendo un problema, y ​​no se solucione nunca, y se amplifique y magnifique. Es siempre un lío cuando puedes sacar rédito de tu ideología (el cristianismo, el fascismo, el feminismo, el veganismo, el quilometrismo cero...). Cuando el ocio se convierte en negocio por razones políticas, mau. Y entonces hay otra cosa que no es menor. Cuando el negocio lo llevas a medias con su pareja. Mau y marrameo.

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