Una imagen de los efectos que ha sufrido Teherán esta madrugada después del ataque israelí.
11/07/2025
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Las mujeres iraníes son silenciadas, en primer lugar, por un régimen que las quiere calladas y sometidas. También son silenciadas por algunos que no quieren escucharlas: consideran que sus demandas debilitan al régimen iraní (¡como si debilitar un régimen reaccionario y retrógrado fuera negativo!). Y, con el ataque israelí y estadounidense a Irán, hemos visto otro silenciamiento: el de quienes instrumentalizan la opresión de las mujeres iraníes para justificar cualquier acción contra Irán pero que, en el fondo, no tienen ningún interés real en su situación.

Sufrimos una polarización que simplifica los mensajes espantosamente. Y el clima bélico lo agrava. Durante los doce días de guerra pareció que una persona crítica con el régimen iraní debía aplaudir a las bombas. A su vez, para otros, si estabas en contra del ataque debías dar por bueno el régimen. Discursos maniqueos que, a pesar de ser contrarios, coinciden en algo: ignorar e invisibilizar a las mujeres y hombres que luchan por sus derechos. Y una buena forma de combatir esta simplificación es reconocer, escuchar y amplificar la voz de las mujeres iraníes.

Al inicio de la guerra, activistas y gente de la cultura como la premio Nobel de la Paz 2003, Shirin Ebadi, rechazaron la guerra a la vez que recordaban que el programa nuclear iraní no respondía a los intereses del pueblo, sino a sus líderes.

"Lo que quieren los iraníes es solidaridad, no guerra. Si tu visión de liberación sólo llega a través de la destrucción de vidas inocentes, entonces no es la libertad, lo que buscas", nos recordaba Sahar Delijani, escritora, activista e hija de prisioneros políticos (de hecho, la de prisioneros políticos).

En una demostración lamentable de mansplaining, un periodista le preguntó a Delijani por qué los iraníes no se sublevaban contra el régimen en medio de la guerra. Ella tuvo que recordarle que los iraníes estaban ocupados huyendo de las bombas que les caían encima.

Tras la guerra, la escritora y artista de Teherán Haleh Anvari remarcaba la paradoja de que los tres líderes implicados en la guerra –Netanyahu, Trump y Jamenei– se declararan vencedores mientras que los pueblos israelí, estadounidense e iraní no se habían beneficiado.

De hecho, los sectores críticos y disidentes de Irán han perdido mucho. Por un lado, porque los ataques militares hacen que mucha gente cierre filas con el régimen, aunque sea crítica. Por otro, porque el régimen ha incrementado notablemente la represión contra la población, especialmente las mujeres, con mayores acosos, arrestos, juicios y ejecuciones.

Como lúcidamente nos recuerda Narges Mohammadi, premio Nobel de la Paz 2023, defensora de activistas feministas y de derechos humanos, encarcelada muchos años y ahora en arresto domiciliario en Teherán, "la democracia y la paz no surgirán de los pasillos oscuros y terroríficos de la guerra; la lucha del pueblo por el establecimiento y la consolidación de la democracia".

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