ANTES DE AHORA

El separatismo madrileño (1922)

Piezas históricas

Editorial de La Veu de Catalunya
3 min
Logo de cabecera del diario 'La Veu de Catalunya'.

Editorial de La Voz de Cataluña (23-VI-1922), diario donde Joaquín Pellicena (Valladolid, 1871-Paris, 1938) figuraba entonces como director. Este artículo atestigua que desde hace un siglo, al menos, persisten las obsesiones -contradictorias, desconcertantes, paradójicas, crónicamente enfermizas, en definitiva- que engordan la mentalidad del nacionalismo español contra Cataluña. Periodista relevante muy joven todavía en Filipinas, Pellicena se estableció en Barcelona. La Asociación de Periodistas le eligió presidente. Militante en la Liga Regionalista, fue concejal en el Ayuntamiento barcelonés de 1931 a 1934 y diputado en Corts en 1933. Al estallar la guerra se exilió en París donde trabajó en el Bureau de Information Espagnole, oficina de propaganda organizada por Francesc Cambó.

ElABC, el mismo diario ABC que reconoce la ineptitud del Estado español para la conservación de las carreteras, defiende la necesidad de mantener en Cataluña la oficialidad única del "idioma español". El separatismo instintivo delABC ha tenido estos días una doble manifestación. Ante el fracaso del Estado español para conservar sus carreteras, propone que esta conservación sea adjudicada por contrata. Ni el ejemplo definitivo de las carreteras vascas y de las carreteras de la Mancomunidad de Cataluña le obliga a reconocer que la solución más práctica, incluso desde el punto de mira técnico y administrativo, a no ser que el Estado delegara estas funciones, que no ha sabido ni sabe ejercer, en las Diputaciones y en las Mancomunidades que hubieran demostrado su aptitud. En cuanto a la cuestión del idioma, la posición delABC es muy curiosa. Insiste en que el idioma catalán no es un idioma español, al hablar de un idioma catalán y de un idioma español y al concebir como pueblos diferentes a España y Cataluña, que es la tesis separatista, sostenida siempre por elABC. Remarca el diario madrileño el carácter de imposición que da al castellano, al decir que la única forma de evitar su extirpación en Catalunya es su mantenimiento como idioma oficial. Está bien. El diario de los pañales, con una inconciencia estremecedora, desde un punto de mira españolista, habla ex abundantia cordis... Pero hay en Madrid diarios y políticos que no piensan como elABC y expresan el deseo de llegar a soluciones de concordia en esta cuestión del idioma, que es una de las cuestiones fundamentales del problema catalán. Pero estos diarios y estos políticos que quieren ser amigos nuestros y buscan generosamente puntos de coincidencia para conseguir una cordial inteligencia entre ellos y nosotros, deben comprender que todo el problema queda incluido en esta disyuntiva: o ellos consideran que el idioma catalán es un idioma español o ellos consideran que el idioma catalán es un idioma raro. Si lo consideran un idioma español es necesario que, en la vida privada y en la vida pública, tenga exactamente los mismos derechos que los demás idiomas españoles. Si lo consideran un idioma extraño, deben admitir todas las consecuencias ineludibles de esta concepción separatista. El argumento de la “utilidad” no puede llevarse a este diálogo. Pues ni Cataluña colectivamente, ni los catalanes individualmente, pueden admitir imposiciones oficiosas que les señalen su conveniencia. Nuestro verdadero interés nosotros mismos lo sabremos averiguar con eficacia efectiva. No necesitamos mentores interesados ​​o influidos por los prejuicios. El argumento de la “utilidad” quizás nos llevaría a conclusiones muy contrarias a lo que piensan quienes le invocan. Sin embargo, de todas pasadas nadie podrá averiguar mejor que nosotros lo que nos conviene. En este sentido "el pobre niño catalán" delABC es un verdadero monumento del ridículo.

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