Pedro Sánchez y Pere Aragonés en la Generalitat.
23/10/2024
4 min

Se hace un proyecto, se pacta un acuerdo, se propone una solución. Para que esto ocurra, es necesario que la idea transite hasta la realidad, y este viaje tiene un coste y un efecto sobre la cosa, no es posible que esta no se vea afectada.

ERC y PSOE pactan un acuerdo de financiación para la Generalitat. Un acuerdo que está fuera del régimen común de la financiación de las comunidades.

Son más unos principios para la definición de un nuevo modelo que un acuerdo cerrado en todos sus detalles. El acuerdo contiene indefiniciones y extremos que están por concretar, pero en lo esencial el contenido está definido y acotado. Cuando se hizo público, muchos catalanes pensaron que no era posible que se hubiera llegado a un acuerdo de esa naturaleza y con esa trascendencia, tanto por su especificidad como por el cambio que suponía respecto al pasado. Es fácil empeorarlo y difícil mejorarlo.

El acuerdo tiene dos singularidades. a) Se recaudarán todos los impuestos de los ciudadanos de Catalunya a través de la Generalitat, directamente. No será el ministerio de Hacienda quien, como hasta ahora, lo hará. Desaparecen los retrasos y entregas a cuenta. b) El reparto de los ingresos para Catalunya se hará por ordinalidad, es decir, el orden que ocupa Catalunya entre las comunidades por lo que paga por persona se mantendrá con lo que cobre con un pago complementario que Catalunya, como comunidad autónoma con ingresos altos, pagará para que aquellas que tienen menos reciban más.

Para que este acuerdo se confirme, será necesario que sea aprobado en las Cortes, que haya una mayoría de diputados de toda España y de partidos políticamente diversos que voten a favor.

Hasta ahora ERC ha hablado mucho y el PSOE poco. ERC proclama que, visto que ahora será una agencia catalana quien recaude los impuestos, "tendremos la llave de la caja". Es atrevido decirlo hasta que se acuerde el detalle de cómo se repartirán los fondos recaudados, pero la ordinalidad que reconoce el acuerdo es un avance respecto al sistema actual. ERC ha defendido el acuerdo desde una visión catalana, es decir, a partir de una bilateralidad entre gobierno central y Generalitat, y eso no lo consolida, porque genera recelos en el resto de comunidades y en España en general.

Es difícil imaginar que las Cortes aprueben un modelo de financiación como el vasco o similar, es decir, en el que se recaudan todos los impuestos y se paga al gobierno central según los servicios que ofrece a la comunidad, porque esto requeriría una modificación legal, al menos por ley orgánica, que ahora, con las mayorías parlamentarias de las Cortes, es imposible.

Las consecuencias de estas circunstancias son evidentes. Para que se apruebe el acuerdo es necesario que la recaudación de impuestos hecha en Catalunya sea reproducible en otras comunidades. La forma más fácil de hacerlo no es crear una nueva agencia tributaria en Catalunya, sino adscribir la que tiene el Estado a una doble dependencia: del ministerio de Hacienda, como hasta ahora, y de la Generalitat, a partir de ahora. Si esto no fuera posible –si Hacienda no lo aceptara–, entonces debería ampliarse la catalana para recaudar todos los impuestos. Todas las comunidades que lo soliciten deben tener derecho a esta agencia tributaria de doble dependencia.

Por lo que respecta al reparto, el concepto de ordinalidad debe ser también aplicable a todas las comunidades que lo soliciten. Esto supone unos 25.000 M€ que el gobierno central tendrá que abonar a las comunidades, es decir, habrá más gasto e inversión en las comunidades y menos en el gobierno central. Hay margen para ello: el incremento de recaudación de los últimos años ha ido más al gobierno central que a las comunidades.

Hay un mayor problema del que no habla el acuerdo PSOE-ERC, y es la deuda acumulada de la Generalitat con el gobierno central: 74.000 M€. Es impagable si no se establece un plazo largo –20 años– para devolverlo. Este es un problema general para todas las comunidades, consecuencia de su infrafinanciación, y supone la demostración de que el modelo actual es inviable. El PSOE ha propuesto condonar el 20%: está bien, pero no es suficiente.

Si ERC y el PSOE quieren que el acuerdo se materialice, no hay que olvidar la deuda: deben explicar que el acuerdo es reproducible en toda España y que es bueno para todos, porque traslada recursos económicos del gobierno central a las comunidades, que es donde está el peso del gasto social en enseñanza, salud y asistencia social.

Este planteamiento es fácil de hacer para el PSOE, porque desmonta el argumento del trato de favor que recibiría Catalunya a consecuencia del acuerdo ERC-PSOE. Sin embargo, es difícil de defender por parte de ERC, porque diluye la singularidad de Catalunya en la financiación a partir del acuerdo pactado. Pero ERC debe hacerlo.

En la orilla del Roine, en Arles, hay un museo que tiene una gran cantidad de esculturas romanas de hace 2.000 años. Algunas las encontraron en el fondo del río, donde estuvieron sepultadas por los sedimentos que transporta. Tuvieron que pasar veinte siglos para poder encontrarlas y recuperarlas. El hecho de que pasaran tantos años sin afectación alguna por el desgaste del tiempo hace que hoy las podamos contemplar en el mismo estado en que estaban cuando se crearon, una singularidad difícil de repetir. Es paralela a la que rodea el acuerdo de financiación: no lo modifiquemos y apliquémoslo y expliquémoslo tal y como está definido. Es imprescindible para todos en España.

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