Podemos, Sumar y las primarias: digamos la verdad

Yolanda Díaz y Íñigo Errejón exhiben sintonía en la presentación de un informe sobre precariedad laboral, el 17 de marzo en Madrid.
28/03/2023
3 min

Decir la verdad tiene siempre algo de subversivo en política, también en el ámbito de la izquierda ¿Por qué ocurre esto? Básicamente porque los discursos y las intervenciones políticas están concebidas para agradar, para seducir, para emocionar, para simplificar. Y la verdad no siempre es compatible con todo eso.

Pero la verdad tiene siempre algo de subversivo porque tiende a desnudar los ropajes que tapan las vergüenzas del poder. Por eso la influencia del marxismo y del psicoanálisis es equivalente a la mala prensa que siempre tuvieron. No es fácil admitir lo que dice el marxismo de la naturaleza del capitalismo ni lo que dice el psicoanálisis de las oscuridades del ser humano. No se me escandalicen los behavioristas sociales ni los conductistas; no pretendo reivindicar que Marx sea el Darwin de la historia ni Lacan el sueño de la libertad del Marat-Sade de Peter Weiss. Solo digo que la verdad a veces molesta mucho, y está bien que así sea.

¿De qué va todo esto de Podemos, de Sumar y de las primarias? Va del poder, como casi todo en política. Y eso no es malo; la lucha por el poder es la base de los avances de la humanidad. El empoderamiento político de las mujeres les permitió ganar libertades, el empoderamiento violento de los colonizados les permitió fundar naciones soberanas, el empoderamiento político de la clase obrera permitió el nacimiento del derecho del trabajo. Un político que diga que no le interesa el poder es un mentiroso o un idiota, en el sentido griego del término (alguien ajeno a la polis).

En el espacio político de la izquierda se dirime hoy una lucha interna por el poder en ese espacio, en un contexto en el que la hegemonía de Podemos, incuestionable durante muchos años, está hoy en cuestión. Otras fuerzas hermanas de Podemos han visto el momento de que cambie esa hegemonía. Y es absolutamente legítimo.

Es obvio y legítimo que el proyecto de Yolanda Diaz se parece más al de Más País que al de Podemos; es obvio y legítimo que ambas fuerzas tienen aliados mediáticos diferentes; son obvias las diferencias de estilo. Pero también es obvio que las dos fuerzas deben entenderse y caminar juntas para tener más posibilidades de cumplir sus objetivos políticos y programáticos.

Recuerdo una clase de Ciencia Política en la que Ramon Cotarelo, para responder a la pregunta sobre el sentido de la política, nos dijo: la política sirve para que no se mate la gente… Y tenía razón.

Quizá el tiempo de la hegemonía de Podemos en la izquierda haya terminado, pero la política, al menos en la izquierda, debe ofrecer reglas sensatas para dirimir las correlaciones de fuerzas. Hoy me escribía un periodista en Telegram y me decía: “Primarias sí, pero luego, como le vengan bien a Errejón”. Quizá exageraba y se pasaba de mala leche, pero intuía algo que es la pura verdad. Hay quien pretende humillar a una fuerza política que, más allá de que se lo merezca o no, jamás se ha dejado humillar y no lo va a hacer ahora. No es que Podemos se merezca que su peso en el espacio no se decida en despachos como en Andalucía; es que no es posible lo contrario.

Digamos la verdad; es muy difícil que Podemos gane unas primarias abiertas a la ciudadanía como las que está ofreciendo a Sumar, con todos los medios progresistas de comunicación en contra, pero si Podemos es el gran derrotado de esas primarias y le toca ocupar un papel modesto en el nuevo espacio de la izquierda, Podemos habrá sido derrotado en justa lid política y jugará el papel que le corresponda.

Por contra, quien quiera imponer esa derrota solo mediante los aparatos mediáticos dominantes y la presión acabará destruyendo todo el espacio. La legitimidad democrática, en la izquierda, es más importante de lo que algunos piensan. Las buenas palabras, las sonrisas, las ambigüedades y las posiciones egipcias pueden ser una táctica útil y legítima para ganar apoyos, pero no deben nunca sustraerse a la legitimidad democrática y a las reglas pactadas.

Ojalá los compañeros que aspiran a la hegemonía sepan que, aún más importante que saber perder, es saber ganar con legitimidad.

Pablo Iglesias es doctor en ciencias políticas por la Universidad Complutense de Madrid, ex secretario general de Podemos y ex vicepresidente segundo del gobierno español
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