Todos somos España

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Carteles contra Puigdemont y Sánchez en la manifestación contra la amnistía

1. Pedro Sánchez ya puede respirar tranquilo. La segunda gran manifestación para intentar impedir su investidura tampoco pasará a la historia. Si en Madrid, hace quince días, el PP reunió a 48.000 personas, en Barcelona, Sociedad Civil Catalana llegó a agrupar a 50.000, juntándolo todo: populares, Vox, los restos del naufragio de Ciutadans y algún legionario que dio color al desfile matinal del domingo. Pedro Sánchez debe pensar que ya está, que le ha salido barato, que se han desahogado con cuatro cánticos, le han pintado bigotito de Hitler, han gritado “Puigdemont a prisión”, han clamado contra la amnistía y la organizadora Elda Mata ha comparado el procés con el nazismo. Si es todo el ruido callejero que tenía que haber contra la amnistía, su investidura está mucho más cerca.

2. La segunda buena noticia para Sánchez es que, de nuevo, PP y Vox demostraron que les unen muchas cosas. Fueron de la mano, aunque rehuyeran cualquier aparición conjunta. Ninguno de ellos subió al escenario que había montado Societat Civil Catalana en el paseo de Gràcia. Al final del acto era revelador ver a los organizadores bailando Resistiré. Les debe de gustar mucho el título de la canción, por el componente heroico que adquirió también, en Madrid, durante el coronavirus. Pero quienes este domingo bailaban, con tanta gracia, la canción del Duo Dinámico deben de ignorar el origen del tema. La música es de Manuel de la Calva, pero la letra la escribió Carlos Toro Montoro, hijo de un militante del Partido Comunista de España, encarcelado por el franquismo. “Resistiré para seguir viviendo, soportaré los golpes y nunca me rendiré”. Pues hala, a cantar, a bailar y a aceptar el juego de las mayorías y las minorías.

3. Isabel Díaz Ayuso, presidenta de Madrid, ya no sólo viene a Cataluña a la gala de los 142 años de La Vanguardia. Quince días después ha vuelto por la manifestación porque, como dice ella, “España no puede quedar en manos de minorías rabiosas que la odian y quieren acabar con un proyecto de siglos”. Ha venido en nombre de la libertad de que carecen, dice, los catalanes no separatistas. “Por todo ello, el 8 de octubre estaremos en Barcelona, en casa”. Lo decía en plural porque la presidenta de la Comunidad de Madrid no vino sola. A su lado, el presidente de Aragón, el presidente de Andalucía y el presidente de Murcia. La alineación Azcón, Ayuso, Moreno y López Miras pretendía atacar por la derecha, pero acabó pasando muy desapercibida. Ahora bien, ¿se imaginan que un día a Pere Aragonès, o un presidente de la Generalitat cualquiera, se le ocurriera irse a manifestar a una ciudad de España? ¿Lograría ser tan irrelevante como lo han sido estos cuatro presidentes autonómicos en Barcelona?

4. Una gran pancarta de la manifestación decía, en catalán, “Todos somos España”. Curiosamente, Salvador Illa, en sus declaraciones para triturar el acto de Barcelona, acabó utilizando el mismo argumento de la pancarta: “España somos todos”. Su discurso no genera crispación, al contrario, pero la coincidencia en la raíz no pasa inadvertida.

El escritor británico Ken Follet, que acaba de publicar La armadura de la luz, ha denunciado, en diferentes entrevistas, hasta qué punto está amenazada la libertad. Nos invita a luchar por ella y se lamenta de que cosas que daba por logradas cuando era joven, como la libertad de expresión, vuelvan a estar en peligro. El escritor estadounidense John Irving, que acaba de publicar El último telesilla, fue entrevistado en el programa Més 324. El escritor de 81 años habló sin tapujos de las formas de actuar de la derecha y la extrema derecha en todo el mundo. De Estados Unidos dijo que “los republicanos son una amenaza para la democracia”. Tiene razón. La no aceptación de la derrota en las urnas, allá y aquí, es un hecho político peligroso que está marcando este principio de década.

Xavier Bosch es periodista y escritor
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