3 min
Il·lustració de Mari Fouz para el artículo El verdadero turmix.

BarcelonaCon la economía en caída libre, es decir, con las personas que hay detrás de cada pequeña y gran empresa o con cada autónomo con los niveles de angustia disparados por su supervivencia, con los hospitales al límite y el miedo en el cuerpo, llegan las elecciones del 14-F. Unas elecciones con unos resultados difíciles de prever con seguridad, básicamente por la imprevisibilidad de la participación. ¿Cómo influirá el miedo a contagiarse? ¿Irán las personas de riesgo a los colegios? ¿Y los abuelos? ¿Ha bajado la movilización política? La encuesta que hoy publica el ARA da algunas pistas sobre cómo estaba esta semana la opinión pública (el trabajo de campo fue hecho entre el 1 y el 4 de febrero), y se pueden sacar algunas conclusiones.

Participación baja

De entrada, la participación puede ser de las más bajas de la historia en Catalunya y difícilmente superará el 60%. Además, hay un nivel muy elevado de personas que dicen directamente al encuestador que no irán a votar. Exactamente son el 23% de los encuestados, y es un dato comparativamente muy alto al que se le tiene que sumar la incertidumbre de los que no han decidido si irán o no. Se puede prever que una baja participación afectaría más negativamente al bloque no independentista y a la vez beneficiaría a los partidos pequeños por el sistema electoral.

Una competición intrabloque

Estamos ante una situación relativamente estable si la leemos en clave de los bloques que se han formado en la política catalana y que se ven de manera estable en las diferentes elecciones. El trasvase de votos es interno dentro del conjunto independentista y dentro del conjunto constitucionalista, y no entre bloques.

Hoy, el liderazgo no independentista pasaría de las manos de Ciudadanos, que pierde dos terceras partes de sus electores, a manos del PSC con el efecto Illa, que se alimenta de los naranjas y de los comunes. La campaña del exministro y la presencia de Iceta en el gobierno español alimentan la idea de pasar "página" sin concretar cómo se solucionan ni la situación de los presos y los exiliados ni las limitaciones del autogobierno que originaron el proceso actual.

La encuesta del Opinòmetre confirma la entrada de la extrema derecha por la puerta grande. Es mala noticia que en el Parlament pueda haber entre 6 y 7 diputados de extrema derecha. Sabemos históricamente, y lo hemos visto hace poco en el Capitolio, que en tiempo de turbulencias los que no tienen prejuicios para mentir y dominan el idioma de la rabia, los que falsean la realidad con el atrevimiento del ignorante confiando en el respecto de los otros, los que cambian la complejidad por la razón totalitaria, tienen una ventaja en el debate público y en algunos medios de comunicación.

Gobernar el 15-F

La encuesta del ARA indica que el partido está abierto y dependerá de la asistencia en las urnas. Por ahora el resultado está muy ajustado, con victoria de ERC, con el PSC en segundo lugar y JxCat en el tercero.

Los resultados, ajustados, indican el grado de dificultad del día siguiente de las elecciones para formar gobierno. Uno de los resultados relevantes de la encuesta, que desarrollaremos mañana en las páginas del ARA, es el cansancio de la fórmula de gobierno de las últimas legislaturas convulsas.

Hay cansancio ciudadano y, de hecho, de los mismos protagonistas, y a la vez una aritmética parlamentaria que se impone. Las entrevistas de campaña y las constantes polémicas públicas dejan en evidencia el desgaste de la fórmula de gobierno mientras las encuestas abren pocas posibilidades de sumar una mayoría parlamentaria capaz de nombrar un presidente o una presidenta que no pase por el apoyo entre los partidos independentistas.

A juzgar por la campaña, las relaciones son pésimas, pero no hay nada que invite más al pragmatismo que la suma parlamentaria para acceder al gobierno. En la Generalitat, en el Ayuntamiento, en la Diputació y en todas partes donde sea posible.

El resultado electoral está lo suficientemente abierto para pensar que la última semana de campaña y el último debate entre los candidatos y las candidatas pueden ser relevantes para animar a algunos ciudadanos a ir a las urnas y también para hacerles variar su voto. Los errores se pagarán caros y los aciertos pueden mejorar también algunas perspectivas. Por ejemplo, el PDECat no sale de manera directa, pero el margen de error de la encuesta y sobre todo el nivel de participación pueden condicionar su entrada en el Parlament. El día 15-F será importante para la gobernabilidad en unos años clave para la reconstrucción de la pospandemia, años en que se pueden tomar decisiones estratégicas a largo plazo y que serán importantes para la reconstrucción de los espacios internos.

stats