El descubrimiento de vida extraterrestre podría ser uno de los logros más importantes de la historia de la humanidad. Teniendo en cuenta que existen tantas galaxias en el universo como estrellas en la Vía Láctea, las probabilidades de que haya vida extraterrestre son considerables. Sin embargo, identificar vida diferente a la que conocemos también supondrá un gran reto. De momento, la vida –o las pruebas de vida pasada– la buscamos en los planetas y satélites de nuestro sistema solar, y nos emocionamos con cada hallazgo que nos acerca a ella. Pero, ¿qué implicaciones tendría descubrir vida extraterrestre?
El estudio de meteoritos primitivos nos ha enseñado que los ingredientes necesarios para la vida –como la conocemos– son comunes en el universo. En la misma nube molecular donde se formó el sistema solar, ya existían granos de polvo microscópicos formados por carbono, silicio y materia orgánica, recubiertos de capas de agua congelada. De hecho, el agua congelada es el sólido más abundante del universo. Estas nubes de gas y polvo son el lugar en el que nacen las estrellas, y están por todas partes, orbitando alrededor del centro galáctico. Esto significa que cuando un sistema solar se forma, ya abundan agua y materia orgánica disponible para sus planetas. Por otra parte, aquí en la Tierra, se ha descubierto vida en lugares inhóspitos que, a priori, habríamos descartado por ser tóxicos o estar en condiciones consideradas imposibles para la vida. Por tanto, dado que los ingredientes también pueden estar presentes en el resto de planetas, ¿por qué no pensar que la vida también buscará la manera de abrirse camino?
La primera vez que la NASA aportó posibles señales de vida a Marte fue con el estudio del meteorito Allan Hills 84001. La evidencia vino de unos carbonatos (un tipo de mineral) con formas globulares que podían recordar bacterias fósiles y que databan de una época en la que Marte tenía una atmósfera mucho más gruesa, había agua líquida en la superficie y el clima era más caluroso que ahora. Además, se hallaron unos compuestos orgánicos, hidrocarburos aromáticos (PAHs), que podían estar relacionados con microorganismos. La hipótesis se acabó descartando porque los PAHs también pueden formarse sin la presencia de organismos vivos, pero el hecho de que en Marte se formaran indica, como mínimo, vida prebiótica. Es decir, Marte tenía los componentes químicos inorgánicos y orgánicos necesarios para la aparición de vida.
Hace solo unos días, el róver Perseverance de la NASA, que está explorando el cráter Jezero en Marte, hizo otro hallazgo sorprendente: una roca que posee las cualidades que encajan con la definición de posible indicador de vida pasada. Las estructuras y la química de la roca podrían haber sido formadas por vida primitiva miles de millones de años atrás. En concreto, se ha detectado material orgánico envuelto por fosfatos en forma de manchas milimétricas que podrían evidenciar actividad microbiana. Ahora bien, estas manchas también podrían haberse formado por procesos no biológicos y, por tanto, seguimos sin tener una prueba irrefutable de vida primitiva marciana.
Algunos de los descubrimientos más apasionantes han sido fruto de casualidades. Por ejemplo, hace solo unas semanas, el róver Curiosity pisó y rompió accidentalmente una roca en el Canal Gediz Vallis que, al abrirse, mostró que estaba hecha de azufre elemental. Un campo de azufre puro en un desierto marciano es algo tan sorprendente como extraño y, de hecho, todavía falta averiguar cómo se ha formado. Además, el azufre es un elemento clave para la evolución de un planeta y nos da información sobre la cantidad de oxígeno disponible en el momento en que se formó la roca.
En definitiva, la búsqueda de vida extraterrestre está haciendo un recorrido fascinante y ya hace tiempo que pasó de ser ciencia ficción a ser, simplemente, ciencia. No olvidemos, sin embargo, que el camino no ha sido fácil. Hace unos 65 años, tratar la búsqueda de vida inteligente extraterrestre en congresos científicos era considerado tabú; ahora, sin embargo, es uno de los objetivos más importantes de la NASA. Si un día la descubrimos, u obtenemos pruebas concluyentes de vida pasada, sea en nuestro sistema solar o en exoplanetas que orbitan estrellas lejanas, será un punto de inflexión en nuestra historia, porque nos obligará a reevaluar nuestras vidas y la importancia de los valores. Algo así tendría implicaciones sobre nuestro papel en el universo, y podría contribuir a saber mejor de dónde venimos y nuestro futuro. Naturalmente, queda mucho recorrido por hacer y a la ciencia aún le quedan barreras por romper, pero es importante no dejar nunca de hacernos preguntas y seguir adquiriendo el conocimiento que nos lleve a entender mejor la vida.