El 14-F no ha disparado los contagios como temía el Govern

Solo el 5% de los votantes fueron a los colegios entre las 18 h y las 20 h, la cifra más baja desde que hay registros

BarcelonaNo, el 14-F no ha provocado un repunte del coronavirus a pesar del "riesgo real y no asumible de celebrar las elecciones y que quince días más tarde se incrementen exponencialmente los contagios, los ingresos hospitalarios convencionales y de críticos y el número de defunciones", como argumentaba el Govern para aplazar los comicios. Aún así, la Generalitat avisa dos semanas después del riesgo de una cuarta oleada. ¿Qué ha pasado? A pesar de que la vacunación avanza, la variante británica del covid-19 ha ido ganando cuota de protagonismo y, si solo representaba el 15% de los casos a principios de febrero, ya se sitúa por encima del 40% y dentro de unos días pasará probablemente a ser la mayoritaria. Los médicos advierten que es más infecciosa, a pesar de que no se ha detectado que sea más virulenta que la original.

Desde el 14 de febrero los contagios diarios han seguido bajando como, de hecho, ya lo hacían desde el 13 de enero, cuando se logró el pico de la tercera oleada. El número de ingresos hospitalarios y también el de defunciones han seguido la misma dinámica, si bien es cierto que en los últimos días la fase descendente se ha allanado, una circunstancia que, según dijo ahora hace unos días la consellera de Salut, Alba Vergés, no se puede atribuir "ni al 14-F ni a ninguna causa concreta". El secretario de Salut Pública, Josep Maria Argimon, también coincide en este diagnóstico, teniendo en cuenta que el estancamiento de la bajada de los contagios empezó muy pocos días después del día 14, cuando, en caso de que hubiera tenido alguna incidencia, todavía no se habría notado. Fuentes de la conselleria apuntan en la misma dirección, si bien se mostraban prudentes, teniendo en cuenta que los datos oficiales de contagios todavía son las de diez días después de la jornada electoral. Diez días antes del 14-F había 2.391 contagios diarios (haciendo una media de los siete días anteriores) y esta cifra se fue reduciendo, hasta los 1.596 del día de las elecciones. Viernes, el último día que se puede considerar fiable, la media era de 1.295. A pesar de que los datos de los tres días posteriores todavía son oficiosos, todo apunta que seguirán la misma línea.

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Con la curva en fase descendente, el Govern incluso decidió relajar las medidas anticovid durante la campaña electoral. A partir del 8 de febrero, el confinamiento pasó de municipal a comarcal y los bares y restaurantes ganaron una hora de apertura al público, entre otros. Eso sí, la mayoría de las restricciones se mantuvo. A partir de hoy, además, se suman nuevas flexibilizaciones, todavía tímidas, con el permiso para los centros comerciales para que vuelvan a abrir entre semana con el 30% de aforo.

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Elecciones en pandemia

Para intentar convencer al Tribunal Superior de Justicia de Catalunya que había que aplazar las elecciones, el Govern jugó fuerte y se comparó con los Estados Unidos, el país más afectado por la pandemia. "Diez días después de las elecciones presidenciales se logró el lamentable récord de 160.000 nuevos casos en un día y 22 días después de las elecciones se superó la cifra de 2.000 muertes también en un día", explicaban los servicios jurídicos de la Generalitat. Es cierto que los datos fueron muy negativos en los Estados Unidos, pero es que la curva de contagios ya se había disparado desde semanas antes del 3 de noviembre de 2020, la fecha fijada para elegir al presidente.

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Más próximos a Catalunya están los casos de Galicia y el País Vasco, que acabaron celebrando el 12 de julio del año pasado las elecciones inicialmente previstas para abril. En los dos casos se registró un crecimiento importante de los contagios las semanas posteriores a los comicios (en Galicia tardaron algo más en llegar). De 18 y 27 contagios respectivamente el 12 de julio se pasó en agosto a 250-300 casos diarios en el caso gallego y a 600-700 en el caso vasco. La parte de culpa que tuvieran las elecciones es incierta, teniendo en cuenta que los contagios empezaron a crecer rápidamente en todo el Estado. Por ejemplo, Catalunya pasó de poco más de 160 casos diarios a principios de julio a situarse por encima de los 1.500 a finales de agosto. Y no hubo elecciones.

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Portugal era el último ejemplo antes de las elecciones catalanas. El nivel de participación, como Galicia y en el País Vasco, cayó de manera relevante –hacia el nivel de Catalunya–, pero la jornada electoral no tuvo un impacto destacado en la curva de contagios. Desde principios de enero que el país tenía descontrolada la situación y en las elecciones del 24 de aquel mes había más de 12.000 casos diarios detectados. Diez días después ya habían bajado a los 10.000. ¿Por qué? Desde el 15 de enero, en plena campaña, se había decretado el confinamiento domiciliario.

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Los votantes de última hora

El director de Processos Electorals de la Generalitat, Ismael Peña-López, y su equipo se convirtieron en los protagonistas absolutos de las jornadas previas al 14-F. Él fue el principal responsable del dispositivo que tenía que permitir que todo el mundo pudiera ejercer su derecho de voto de manera segura. Colegios electorales más amplios, mesas más separadas, distancia entre votantes, colas al exterior de los recintos, un circuito de entrada y salida, mascarillas, geles hidroalcohólicos ... El personal sanitario hizo 30.000 tests de antígenos a los presidentes y suplentes de las mesas los días previos a la jornada electoral para evitar riesgos y tranquilizarlos ante las múltiples reticencias que habían expresado. Y, a pesar de que el Govern siempre garantizó que los colegios serían seguros (el riesgo, decía, eran los desplazamientos de miles de personas para ir a votar), incluso se previó la manera para minimizar los riesgos cuando votaran los contagiados de manera presencial.

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Los miembros de las mesas se colocaron los equipos de protección individuales (EPI) entre las 19 h y la hora de cierre de la votación, las 20 h, la franja reservada para la gente confinada por covid. La imagen ya es uno de los iconos del 14-F. Y eso que el contacto con los enfermos fue anecdótico. No hay datos concretos de la afluencia de votantes en aquella última hora, pero sí desde las 18 h. Solo 154.000 personas votaron en aquel lapso de tiempo, es decir, el 5,4% del total de votantes. Desde que se lleva el registro (1995) nunca había habido tan pocos electores de último minuto. La cifra más baja hasta el momento era la de las europeas de 2019, 532.218 personas, pero entonces habían representado el 27,5% del total de los votantes.

¿Cómo se han hecho los cálculos?
  • Teniendo en cuenta que la Generalitat no da el dato de participación de las 20h, para calcular cuántos votantes acuden al colegio electoral desde las 18h hay que restar de la cifra de participación final (sin contar los votos desde el extranjero) la de las 18h y, además, restar también los votos por correo, que se contabilizan al final de la jornada (en el caso del 14-F, récord absoluto, 269586). El gráfico que acompaña esta noticia parte desde 1999 precisamente porque es el año a partir del cual el Instituto Nacional de Estadística (INE) ofrece los datos del voto por correo. El problema es que solo tiene disponibles las del número de solicitudes y no las de los voto por correo realmente emitidos. De hecho, ante la petición del ARA, tanto el INE como la Generalitat y también Correos afirman que no disponen de estos datos. Por lo tanto, así como en el caso del 14-F podemos certificar que en las dos últimas horas participaron 154.133 personas sin mucho margen de error, puede haber una pequeña desviación en el caso del resto de procesos electorales.