Política

Anatomía de una revuelta: la operación de la extrema derecha tras las manifestaciones

La ola de agitación en las calles de Madrid está dirigida desde los entramados políticos y mediáticos de la extrema derecha

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Miguel Gomez
3 min
Manifestación contra la amnistía en Madrid.

BarcelonaEl lunes, 6 de noviembre, muchos llegaron a Ferraz en metro y otros caminando. Sin embargo, una de las personas clave para entender las protestas llegó allí en avión, desde Belgrado. “Sí, acabo de joderme 300 euros en otro vuelo desde Serbia para llegar -explicaba a X el joven cuadro de Vox Pablo González Gasca-. ¡Pero cada patriota cuenta!”

Gasca estaba al frente de la manifestación el día en que la organización juvenil Revuelta tomó por primera vez las calles de Madrid, pero antes del “gran día” no pudo estar presente. Vox le había enviado a Belgrado junto a asesores del europarlamentario Jorge Buxadé para encontrarse con aliados internacionales. Había, entre otros, el icono trumpista Jack Posobiec, la extrema derecha alemana, los independentistas flamencos y una delegación de nacionalhinduistas venidos desde la India.

Cuando se trata de la ultraderecha, casi nada es espontáneo. La manifestación del lunes, así como la del martes, son claros ejemplos. Detrás de Revuelta, la “plataforma” que convocó las protestas, no existe un clamor, sino una operación política. Los nombres propios, conexiones y fechas sirven para explicarla.

Vox quiso desmarcarse de la organización de las protestas, pero la web de la plataforma está a nombre de la misma persona que la de su mayor órgano propagandístico en la red, la plataforma HerQles. Además, como explica el investigador M. Madrigal, partes de la web son calcadas de otras asociaciones pantalla de los de Abascal como 711: el “grupo estudiantil” con el que Ortega Smith quiso marcharse sobre el campus de Somosaguas.

Los afines creen que Revuelta no es Vox, que es otra cosa. Pero el operativo político que la guía sí viene de sus entrañas y su árbol de conexiones nos advierte con quien se manifiesta la derecha en España. Entre las 44 cuentas que siguen el perfil de Revuelta en la red social X, encontramos Se ha Acabado y Sociedad Civil Catalana, pero también grupos neofascistas como Facta y una tienda de ropa skinhead que vende todo tipo de merchandising ultra.

Esta confluencia también tuvo lugar en la calle. Las vísperas ante Ferraz han recibido duques y agitadores youtubers, fervientes defensores del estado de Israel y neonazis antisemitas, diputados aforados y ultras con delitos de sangre. Si esto ha sido un circo, lo ha sido de varias pistas. En la principal, Santiago Abascal defiende a la policía y señala a Marlaska. En la secundaria, Isabel Peralta (líder de Bastión Frontal) realiza el saludo romano encaramado en una marquesina. Y mientras, en las gradas, los que comieron pasteles rojigualdos en la jura de Leonor comparten asiento con los que acusan a Felipe VI de masón.

"Noviembre Nacional", el inicio de una movilización permanente

Es divertido quedarse con la caricatura, reírse del loco que aparece en primera fila con un casco de los Tercios. Sin embargo, esta operación de desestabilización política, que tiene trazas de la marcha sobre Brasilia o la toma del Capitolio en Washington, debe analizarse con bisturí. No son un “clamor de indignación popular”, pero tampoco una simple rabieta.

Esta es la anatomía del "Noviembre Nacional", el nombre con el que Españabola, una celebridad digital de Vox que trabaja en el Parlament de Catalunya, bautizó las protestas. Una ola de agitación dirigida desde los entramados políticos y mediáticos de la extrema derecha que utiliza a jóvenes entusiasmados con el partido como “pantalla” para no mancharse. Para Abascal, estas concentraciones son "sólo el principio" de una "movilización permanente". ¿Si Sánchez logra afianzar la investidura, será esa la derecha que encontrará en la calle?

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