Análisis

Un bálsamo para Sánchez y Puigdemont

El presidente español, Pedro Sánchez, en los pasillos del Congreso
14/11/2025
Subdirector y delegado en Madrid
2 min

BarcelonaLa batalla de la amnistía se juega en distintos frentes y el dictamen formulado hoy por el abogado general de la UE en el que avala la amnistía y solo pone pegas en el calendario de aplicación supone un bálsamo para sus dos principales impulsores, Pedro Sánchez y Carles Puigdemont, pero en sentidos distintos. La batalla de Sánchez es contra el PP y la magistratura y la de Puigdemont es contra quienes aún no le perdonan la investidura del presidente socialista español y le reclaman que haga saltar por los aires la legislatura española.

El aval de la UE en la amnistía desactiva buena parte de los argumentos del PP contra la ley, pero no evitará las maniobras dilatorias del Supremo. Y en un momento de máxima debilidad parlamentaria, la noticia ha sido acogida casi con euforia por un ejecutivo que se jugó toda la legislatura en la carta de la amnistía. Seguramente sin ser consciente de ello, Dean Spielmann acaba de poner más gasolina en el depósito de Pedro Sánchez, que insiste en querer aguantar dos años más en la Moncloa.

En cuanto a Puigdemont, resulta significativa su defensa de los cambios introducidos en la ley de amnistía a propuesta de Gonzalo Boye, que debemos leer como una justificación más amplia de toda su estrategia negociadora. El expresidente catalán necesita presentarse como un estadista, como alguien que practica alta política con mayor grado de sofisticación que el que exuda a su portavoz en el Congreso, y que tiene en la estrategia jurídica diseñada por el abogado chileno su epicentro. Y ante el peligro más que evidente de que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos avale la sentencia del Proceso del Tribunal Supremo, era imprescindible que antes avalara también la ley de amnistía, que finalmente acabará siendo el gran triunfo de Junts en esta legislatura (aunque ERC también la reclama como propia).

En resumen, Sánchez y Puigdemont reciben a la vez oxígeno desde Bruselas justo en un momento en que su relación pasa por el momento más bajo. Para el PP es otra oportunidad perdida de descarrilar la legislatura, pese a la sobreactuación en redes de sus representantes para convertir unas objeciones puntuales en una desautorización global de la ley.

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