Gobernabilidad en el Estado

La batalla PSOE-PP para elegir al magistrado que debería juzgar a Ábalos y al fiscal general

El presidente (o presidenta) de la sala penal siempre forma parte del tribunal que juzga aforados

En el centro, el magistrado del Tribunal Supremo Andrés Martínez-Arrieta, ya la derecha de la imagen, la magistrada Ana Ferrer
03/12/2024
3 min

Madrid¿Acabará yendo a juicio el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz? ¿Y el diputado José Luis Ábalos? del ministerio público y el otro como miembro de las Cortes españolas. Pedro Sánchez hace aún más relevante la elección que en las próximas semanas deberá realizar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ): el nuevo presidente o presidenta de la sala segunda del Supremo, es decir, el sucesor de Manuel Marchena, que este jueves acaba mandado.

El magistrado que ocupa este cargo integra siempre el tribunal que juzga a personas aforadas. Por tanto, o bien Andrés Martínez Arrieta o bien Ana Ferrer serán uno de los siete que juzgarían a García Ortiz o Ábalos en caso de que sus casos llegaran a juicio. Hipotéticamente también Pedro Sánchez, si estas acusaciones populares ejercidas por entidades de extrema derecha o por el PP logran su objetivo de conducir al presidente español al banquillo, ya sea por la causa que afecta ahora a su mujer, Begoña Gómez, o por el caso Koldo. La semana pasada ambos magistrados cumplieron con el trámite de comparecer ante la comisión de calificación del CGPJ para defender su candidatura.

Precisamente, Ferrer apostó por mejorar "la apariencia de imparcialidad" de la sala de aforados, dado que su composición no está regulada por ley. A su juicio es importante hacerlo, y mientras tanto habría que hacer "algún retoque". En este sentido, defiende que el presidente no presida la sala de admisiones que designa el instructor para iniciar el procedimiento y también la sala de enjuiciamiento que acabará juzgándole. O una u otra. Así se reduciría el carácter "presidencialista" que suele atribuirse a la sala segunda del Supremo, indicó Ferrer. Justamente ésta es una característica que se ha asociado a Marchena a lo largo de su mandato.

En su comparecencia, Ferrer también argumentó la conveniencia de escoger una presidencia "estable", dado que en el próximo mandato –son de cinco años– habrá hasta cinco magistrados que se jubilarán. Uno de ellos es su contrincante, Martínez Arrieta, quien prometió "mantener las relaciones personales excepcionales" entre los integrantes de la sala segunda durante los dos años y medio que podría ostentar la presidencia. Los demás magistrados que culminarán su trayectoria próximamente son Juan Ramón Berdugo, Andrés Palomo, Julián Sánchez Melgar y Luis Hurtado. Se da la circunstancia de que los cinco están alineados con el ala derecha de la judicatura.

Equilibrar la sala segunda

El gran tema del próximo lustro y que tiene entre ceja y ceja al ministro de Justicia, Félix Bolaños, es equilibrar ideológicamente una sala que está desproporcionalmente escorada hacia tesis conservadoras. De los 15 miembros, sólo tres son considerados del sector progresista: Ferrer, Javier Hernández y Susana Polo. Marchena ha tenido unos mandatos plácidos como presidente, con muy poca oposición interna, especialmente porque la gran mayoría de sus componentes ya comulgaban con sus tesis. Además, se explica entre pasillos judiciales, su estilo de liderazgo ha hecho que más de uno pensara dos veces emitir un voto particular

, el PSOE y el sector progresista de la cúpula judicial quieren empezar a revertir la tendencia con la elección de Ferrer. conservador tiene el mismo interés por frenar estas aspiraciones. Hay voces que apuntan que para Marchena, con ascendencia a la derecha judicial, sería difícilmente digerible que Ferrer fuera su presidenta, después del duro voto particular que emitió contra su decisión de no aplicar la amnistía. De la misma forma, será muy complicado que en los próximos años el bloque progresista vaya nombrando magistrados próximos para sustituir a los que se vayan jubilando, pero esperan poco a poco ir equilibrando la balanza.

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