Horizonte electoral

Se podrá salir del municipio para asistir a los actos políticos durante la campaña electoral

La portavoz del Govern defiende que la participación política es un derecho fundamental

NÚRIA ORRIOLS / ALEIX MOLDES
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Imatge de archivo del mitin central de JxSí en Girona en la campaña de las elecciones del 27-S del 2015.

BarcelonaDurante las próximas dos semanas podremos ver Laura Borràs haciendo campaña en Girona, Pere Aragonès en Sant Vicenç dels Horts y Salvador Illa en Tarragona a pesar del confinamiento municipal vigente en Catalunya. Ninguno de ellos estaría incumpliendo la normativa y tampoco ninguna de las personas que participen en estos mítines o actas de campaña. “El ejercicio del derecho de manifestación y participación política” es una de las excepciones -presente en la declaración autorresponsable de la Generalitat- que ahora también se podrá usar para que los partidos se muevan por el territorio. Como derecho fundamental, actúa como un salvoconducto porque tanto los candidatos de las formaciones políticas como los electores puedan asistir a actos presenciales o contactos en pequeño comité para hacer campaña de cara al 14 de febrero, confirman fuentes del Govern.

Los ciudadanos, por lo tanto, tendrán la posibilidad de moverse de su municipio si están interesados en el mensaje de cualquier formación política, a diferencia de lo que pasa en el caso de la cultura o el deporte. Los partidos ya encaran la recta final para empezar la campaña electoral más extraña de la historia. Una campaña que, en función de lo que decida el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya el 8 de febrero, podría verse truncada en el ecuador.

Hay, según el Govern, cinco variables para medir la legitimidad de las elecciones. No se esperan muchos problemas ni para poder aplicar el resultado que salga de las urnas ni tampoco para tener a punto el dispositivo para votar el 14 de febrero. El ejecutivo tiene más dudas en cuanto al ejercicio del derecho de voto de todo el mundo (el miedo del contagio puede llegar hacer crecer desorbitadamente la abstención, dicen los informes de Exteriores) y, sobre todo, respecto a las oportunidades para la deliberación en campaña y para que los partidos presenten los programas y los candidatos.

Ni besos ni abrazos

Estos objetivos son los que se tendrán que garantizar las próximas dos semanas en un contexto de pandemia que seguirá monopolizando el debate público. Desde la dirección general de procesos electorales se ha elaborado un protocolo específico para intentar adaptar la campaña electoral a las restricciones impuestas por el covid-19. Algunas son recomendaciones más o menos obvias, como priorizar los actos telemáticos y, si son presenciales, hacerlos al aire libre, o ventilar los espacios y evitar el contacto entre personas que no formen parte de la misma burbuja de convivencia. Pero el protocolo entra más en detalle: el aforo en cualquier acto político estará limitado a 1.000 personas al aire libre o en espacios especialmente muy ventilados (500 en espacios cerrados normales, siempre que representen un máximo del 50% del aforo) y todos los asistentes tendrán que inscribirse en un registro para poder hacer el seguimiento en caso de un brote de coronavirus.

Los positivos y las personas confinadas no podrán asistir a los actos políticos precisamente para evitar posibles contagios, a pesar de que sí que podrán ejercer el derecho de voto presencial el día de la jornada electoral. Para minimizar los riesgos, el protocolo -aprobado por el Procicat- también prevé que no se pueda gritar ni cantar en espacios cerrados, que no se pueda ni comer ni beber, que no se distribuyan pancartas ni ningún otro material en mano a los asistentes y que se evite todo contacte físico: ni besos, ni abrazos ni apretones de manos. Además, se han acabado los paseos de los candidatos por los mercados y en todo momento se tendrá que mantener la distancia de seguridad y llevar mascarilla.

Actos híbridos

Si bien hay un protocolo general que los partidos tienen que seguir, cada formación política ha decidido organizarse a su manera, en función también del territorio y los perfiles que más quieren potenciar. En el caso de JxCat y Esquerra, sus candidatos -Laura Borràs y Pere Aragonès, respectivamente- harán actos en el área metropolitana de Barcelona pero también quieren tener presencia en las capitales de comarca, donde se disputan buena parte del voto entre el electorado independentista -que se concentra más en el interior de Catalunya-. En este sentido, las dos formaciones vuelven a organizar un autobús de campaña -que transporta a los periodistas- para dar cobertura informativa a los actos. Garantizan que habrá medidas de seguridad, a pesar de que implicará reunir personas de diferentes medios de comunicación. Mítines políticos se prevén como mínimo uno al día, por la tarde, de forma presencial, equivalente a los actos de campaña tradicionales, pero en un formato reducido y que también se podrá seguir por streaming. La CUP seguirá un formato similar priorizando la vía telemática. El PSC, los comunes, Cs y el PP reproducirán el mismo esquema. Las cuestiones más sectoriales por la mañana, y por la tarde actos políticos de pequeño formato. Sin embargo, a pesar de visitar todas las capitales de demarcación, se centrarán en el área metropolitana, donde viven la mayor parte de sus potenciales electores. En el caso del socialistas de Salvador Illa, su objetivo es conseguir aglutinar el voto que el 21 de diciembre del 2017 optó por la líder de Cs Inés Arrimadas.

Líderes estatales y presos políticos

Tanto el PSC y Cs como el PP y los comunes contarán con sus líderes estatales en Catalunya durante esta campaña electoral, a pesar de que se tengan que desplazar desde Madrid. El presidente del gobierno español y líder del PSOE, Pedro Sánchez, visitará hasta cuatro veces Catalunya antes del 14-F, y está previsto que también lo hagan otros ministros socialistas y la presidenta del Congreso, Meritxell Batet -que hará un circuito propio con el primer secretario del PSC, Miquel Iceta-. A su vez, Pablo Iglesias, vicepresidente del gobierno español y líder de Podemos, también participará en varios actos de la candidata de los comunes, Jéssica Albiach, juntamente a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. También el líder estatal del PP, Pablo Casado, quiere estar en Catalunya seis o siete veces en los próximos días, mientras que Arrimadas también intensificará su presencia para intentar remontar las perspectivas de Cs.

Quien también tendrá protagonismo en esta campaña serán los presos políticos. El 14 de enero las prisiones de Lledoners, Wad-Ras y Puig de les Basses volvieron a proponer que se les concediera tercer grado. Hoy hace, pues, doce días, exactamente el tiempo que pasó en julio hasta que la Generalitat les confirmó el régimen de semilibertad. La respuesta no tendría que tardar mucho y todos los partidos asumen que la presencia de los presos será relevante en campaña: podrán participar directamente en los actos políticos, a pesar de que no sean candidatos. ¿Hará coincidir ERC un mitin en Sant Vicenç dels Horts con la salida de Oriol Junqueras de la prisión? ¿Aprovechará JxCat para juntar a Jordi Sànchez, Josep Rull y Joaquim Forn en un acto con Laura Borràs y Carles Puigdemont? Todos ellos, además, ya habrán cumplido una cuarta parte de la condena -quedarán todavía por hacerlo Carme Forcadell, Dolors Bassa, Jordi Turull y Raül Romeva- y podrán obtener, también, permisos penitenciarios. La incógnita es si antes de que acabe la campaña todos habrán vuelto ya a la prisión.

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