El uso del catalán en los plenos municipales de la Catalunya Nord continúa en los tribunales y se prevé un recorrido largo. Ayuntamientos como el de Elna y el de Prada de Conflent vieron cómo el prefecto conseguía en primera instancia la prohibición del catalán y ahora todo depende de la apelación al Tribunal de Toulouse. El horizonte final puede ser Europa, donde podrían defenderse los derechos lingüísticos de los catalanohablantes del estado francés. La alcaldesa de los Banys de Arles, Maria Costa, mantiene "la esperanza" en Estrasburgo. Por ahora, tanto Prada como los Banys siguen haciendo los plenos igual y el catalán está presente de la misma manera. Es decir, algunos de los concejales y sus respectivos alcaldes lo hablan en algunas deliberaciones, adjuntando traducción para quienes no dominan el idioma.
La Catalunya Nord acelera una consulta para dejar de ser "Pirineos Orientales" y recuperar la catalanidad
La consulta se celebrará este año y ya existe un comité de expertos designados, mientras plataformas catalanistas presionan para defender la identidad
Barcelona"Pirineos Orientales" es un nombre que nunca ha arraigado entre los norte-catalanes. Bautizado así durante la Revolución Francesa, el departamento administrativo con el que Francia llama a la Catalunya Norte no tiene ninguna referencia a la catalanidad. Pero este año puede ocurrir en la historia. La presidenta del departamento, Hermeline Malherbe, ha anunciado esta semana que la consulta oficial para cambiar el nombre se celebrará en otoño. Los catalanistas ven la oportunidad de conseguir un triunfo simbólico: "Sería el primer cambio de nombre desde la anexión de Francia, una ruptura simbólica y una victoria muy importante", asegura el presidente de Sí en el País Català, Jordi Vera. Precisamente, País Català es uno de los nombres mejor posicionados.
La consulta oficial se utilizará para saber el nombre que prefieren los ciudadanos. En febrero se constituirá un grupo de trabajo para determinar los nombres por el departamento y participarán actores de la cultura y la lengua catalanas, colegios oficiales y cámaras como la de comercio y la de agricultura, además de la Oficina Pública de la Lengua Catalana. Aquí también hay entidades catalanistas que pretenden formar parte. Los resultados estarán listos entre mayo y junio. Es en otoño, previsiblemente en septiembre, cuando pretenden celebrar su consulta. Según dijo Malherbe, en diciembre se pasará al estado francés el nombre seleccionado por los norcatalanes y, entonces, la decisión quedará en manos del Consejo de Estado, que emitirá un dictamen. Al final, el gobierno francés tendrá la última palabra para validar la propuesta. Encima de la mesa hay cuatro propuestas que suenan con fuerza: País Catalán, Pirineos Catalanes, Pirineos Mediterráneos o continuar con Pirineos Orientales. Catalunya Nord no es una opción muy probable.
Pugna de nombres y simbolismo
Jordi Vera sostiene que "cambiar de nombre es posible" y que "la mayoría" de gente lo quiere, optando por País Català. Ahora bien, alerta de que la presidenta del departamento "tiene la voluntad de poner todas las excusas para evitar este último nombre" y que una parte destacada de las entidades propuestas para el comité que tendrá que elegir los nombres a votación tienen vínculos con su administración. "No nos da miedo, lanzaremos una campaña muy fuerte y haremos un consejo científico propio con universitarios y otros profesionales para incidir en el debate", remacha.
Pere Manzanares, fundador de las asociaciones educativas La Bressola y posteriormente Arrels, además de Radio Arrels, y teniente de alcalde del Ayuntamiento de Elna, sostiene que "Pirineos Orientales no satisface a nadie e incluso la gente del turismo se queja". Sin embargo, censura que la presidenta del departamento haya retrasado un año la consulta, que no es vinculante aunque se ha comprometido a hacer caso. No cree que "el nombre ideal", Catalunya Nord, fuera aceptado por el Consejo de Estado y tampoco es optimista con País Català. Pero remarca que ese nombre tiene inherente el sentimiento de catalanidad y que "permitiría entender que hay otro país más allá de Francia". Se reserva "una hebra de esperanza" si existe una fuerte movilización. Incluso si se acabara optando por Pirineus Catalans, valora que sería un "paso adelante" por el reconocimiento identitario. De todas formas, añade que "el nombre no hace la cosa" y que se necesitan competencias para ejercer una autonomía propia, una reivindicación en la que coinciden todos los catalanistas.
En el mismo sentido se expresa la alcaldesa de los Banys de Arles , que defiende Catalunya Nord, pero acepta País Català como opción "realista", aunque puede generar confusión con todos los Països Catalans. "Tanto tiempo que luchamos por lo mismo, País Català sería extraordinario, supondría eliminar un elemento simbólico jacobino y reconocer que somos un país". Coincide Brice Lafontaine, secretario de la asociación Perpinyà la Catalana, que defiende la catalanidad de la ciudad y el eslogan que se cargó el actual alcalde ultraderechista: "La gente ya se define como catalana y, para nosotros, es muy importante que podamos volver a definirnos como catalanes con el nombre oficial".
Precedente de movilización
Ya hubo una gran movilización en el 2016 cuando se cambió la ordenación de regiones, el ente superior a los departamentos, y no se incluyó ninguna referencia a la catalanidad. Las protestas por la imposición del nombre Occitania en lugar de Occitania-País Català reunieron a más de 10.000 personas en Perpiñán. Según Vera, la opción de País Català puede ganar popularmente y por eso el apoyo ciudadano y las manifestaciones pueden volver a ser claves para presionar. Están de acuerdo en que reconocer la catalanidad puede ser "algo muy positivo, que daría entidad y reconocería la identidad, importante para integrar a la gente". Además, añade que "dejaría claro cuál es la lengua del país", sostiene Vera. Si los norcatalanes consiguen un nombre propio con el que se identifiquen coincidirá con el resurgimiento de la identidad catalana, producida a raíz del Procés según todas las voces consultadas. Por ahora, según la alcaldesa Maria Costa, tienen el reto de poner fin a una idea instaurada en la mentalidad francesa: "Para el estado francés no existimos".