Ciudadanos ha perdido 135 escaños en menos de tres años
Desde la derrota electoral del 10-N, el partido no ha parado de acumular derrotas
BarcelonaCiudadanos no levanta la cabeza desde que en 2019 perdió 47 escaños en las generales del 10 de noviembre. La derrota costó la dimisión de Albert Rivera, pero por ahora la nueva dirección de Inés Arrimadas no ha podido remontar la situación y el partido no da abasto para tapar todas las fugas de agua desde aquella noche electoral: en total van 135 escaños perdidos en todo el Estado, tantos como diputados tiene el Parlament de Catalunya, entre aquellos comicios y las seis elecciones autonómicas que ha habido desde entonces (47 en las estatales del 2019, 30 en las catalanas del 2020, 26 en las madrileñas del 2020, 11 en las de Castilla y León del 2022 y 21 en las andaluzas del pasado fin de semana). Por lo tanto, han perdido un 89% de los diputados que tenían en estas instituciones, donde solo han obtenido 18 diputados. A diferencia de lo que han hecho otros líderes del partido, el fracaso andaluz ha provocado que el candidato, Juan Marín, haya dimitido de todos sus cargos.
Después del 10-N vinieron las autonómicas del 12 de julio del 2020 en Galicia y el País Vasco, marcadas por la pandemia. Fue el primer test para la nueva ejecutiva del partido, que se propuso hacer un cambio de rumbo –consideraba que la política de pactos de Rivera es lo que condenó al partido– que implicaba remarcar el carácter liberal de Cs. No obtuvieron representación en Galicia –antes tampoco tenían– mientras que en el País Vasco consiguieron entrar por primera vez en el Parlamento con un escaño gracias a la coalición con el PP. Pese a que la candidatura conservadora pasó de 9 a 6 escaños, para Cs supuso una ganancia, puesto que pasaban de 0 a 1. La dirección se aferró a esta pequeña victoria para justificar los resultados.
En las catalanas del 14 de febrero del 2021, Cs perdió 30 escaños: de ser el partido más votado del hemiciclo con 36 diputados pasaron a tener seis y convertirse en el penúltimo grupo del Parlament, solo por delante del PP. Con esta bajada, el partido dilapidó la victoria de los comicios del 21 de diciembre del 2021, impuestos vía 155, en los que Arrimadas consiguió superar en votos a los partidos independentistas en las elecciones. Este era su principal aval como líder, que ahora ya no tiene.
Para intentar apaciguar la tensión interna después de la crisis en Murcia –el partido fue expulsado del gobierno y varios consejeros se pasaron al PP–, Arrimadas hizo una remodelación de la ejecutiva estatal del partido, hasta entonces controlada eminentemente por cuadros catalanes, que amplió para incluir a dirigentes territoriales. En este contexto llegaron las elecciones anticipadas por Isabel Díaz Ayuso en Madrid, el 4 de mayo del 2021. Cs desapareció también de la capital del Estado, que hasta entonces gobernaba junto con el PP: el candidato, Edmundo Bal, no consiguió llegar al mínimo del 5% de los votos para entrar en la cámara autonómica y se quedaron sin ningún escaño –tenían 26–. Ni Bal ni Arrimadas tampoco se plantearon la dimisión entonces. La dirigente naranja, amparada por su ejecutiva, anunció otra reforma leve de la cúpula del partido, en la que ascendió al mismo Bal y al secretario de comunicación, Daniel Pérez, para convertirlos en vicesecretarios generales de Cs.
Con las elecciones en Castilla y León llegó la reconciliación entre Arrimadas y su antiguo rival a las primarias, Francisco Igea, a quien situó como cabeza de lista con el objetivo de "resistir" en la comunidad. Lo consiguieron, pero perdieron 11 escaños: Igea es actualmente el único representante del partido en la cámara regional. "Nuestro proyecto resiste", sacó pecho entonces Arrimadas, pero la tendencia seguía siendo descendente. Lo han confirmado las elecciones andaluzas, donde el domingo pasaron de contar con 21 escaños a cero, y a quedarse fuera del gobierno autonómico.
Entre las reacciones a la derrota del pasado domingo está la del expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont, que equiparaba a la formación naranja con un "residuo político". Este lunes el líder del grupo parlamentario catalán, Carlos Carrizosa, ha reaccionado de una manera airada al tuit. "No gobernamos en Andalucía, pero tú sigues sin poder bañarte en las playas catalanas ni en las andaluzas", ha espetado Carrizosa.
En cambio, el ex vicepresidente de la Comunidad de Madrid Ignacio Aguado ha exigido la dimisión "inmediata" de toda la ejecutiva: "No hay otro camino, fuera de la extinción". También los exdiputados en el Parlament de Catalunya Antonio Espinosa y Carmen de Rivera han sido muy críticos. "¡Tened dignidad, dimitid! Hacerlo peor que vosotros es imposible", ha dicho Espinosa, mientras que Carmen de Rivera ha anunciado que se da de baja como militante. "El sacrificio que supuso arrancar el partido y dedicar estos más de diez años como diputada se truncan por las reiteradas y nefastas decisiones de la dirección", ha dicho: "Cs ya no existe". Arrimadas, sin embargo, todavía cree en "el olor de remontada" que ya husmeaba en 2019 y esta vez ha hecho un llamamiento a "reimpulsar" el partido.