El post 23-J

Todas las condiciones del independentismo para investir a Sánchez

El uso del catalán en el Parlamento Europeo y la gestión del aeropuerto, las dos últimas propuestas

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Gabriel Rufián, Laura Borràs y Míriam Nogueras en el Congreso, en el 2020.

BarcelonaLa negociación del independentismo catalán con el PSOE para la investidura de Pedro Sánchez ya se ha puesto en marcha, aunque sea porque ERC y Junts han empezado a poner condiciones sobre la mesa para delimitar el perímetro del terreno de juego. Son condiciones de dos tipos: del ámbito económico-social y del ámbito nacional. A continuación las ordenamos, de mayor a menor posibilidad de ser asumidas por el PSOE.

El catalán en Europa (ERC)

La última idea que ERC ha formulado es reclamar a Sánchez que garantice el uso del catalán en el Parlamento Europeo. Así lo explicaban el lunes los principales dirigentes del partido en un artículo en el ARA. El Estado y la Generalitat ya pactaron potenciar el catalán en Europa en la última reunión de la mesa de diálogo, en verano de 2022, pero no ha terminado de concretarse. Se trata, de largo, del acuerdo más asumible por parte del PSOE, porque solo necesita tres ingredientes a su alcance: voluntad política para poner en marcha la maquinaria en Bruselas; dinero para sufragar el impacto económico que tendría y, finalmente, diplomacia para convencer a las dos grandes familias políticas europeas para darle el empujón final: la socialista y la popular. El gobierno español activó la petición hace un año, pero está parada.

El traspaso de Cercanías (ERC)

Los republicanos también quieren presionar a Sánchez para que complete el traspaso "integral" de Cercanías. Es decir, que la Generalitat no gestione solo la planificación del servicio –los horarios y las tarifas, como pactó en el 2009–, sino que también pase a gestionar las catenarias, vías y trenes. Un salto cualitativo que desde Catalunya se ve como una oportunidad para acabar con los problemas crónicos del servicio. Además, ERC reclama 4.000 millones para realizar las inversiones pertinentes. Hace tiempo que los gobiernos catalán y español tratan la materia, pero no se ponen de acuerdo. La cuestión clave es que la Generalitat quiere todas las vías que mayoritariamente dan servicio dentro de Catalunya, mientras que Madrid solo está dispuesto a segregar algunas de la red porque otras, alega, son "infraestructuras de interés estatal". No es un obstáculo menor, pero si Sánchez se decide a dar el paso, podría consolarse pensando que, si el PSC logra gobernar en Catalunya, toda la gestión quedaría en manos socialistas.

La gestión del aeropuerto (ERC y Junts)

Aunque ni ERC ni Junts reconocen la autoría de la propuesta, el ARA ha podido saber que ambos partidos también han hecho saber que, a cambio de investir a Sánchez, querrían abordar la gestión catalana del aeropuerto de El Prat. Es una vieja reivindicación que el propio president de la Generalitat, Pere Aragonès, ha puesto más de una vez sobre la mesa. Cuando el debate era si ampliar o no la pista, el president siempre hacía énfasis en que lo "urgente" e "imprescindible" era realizar cambios sobre quién gobernaba la infraestructura. Aquí el problema no es solo que el Estado nunca lo haya facilitado, refractario como es a descentralizar el poder, sino que Aena es una empresa con capital privado –el 49%– y habría que poner de acuerdo a muchos actores. Además, El Prat es su segundo mejor activo.

El fin del déficit fiscal (ERC)

Aunque sea tiempo de Procés, la economía siempre acaba teniendo su papel en una negociación así. Esquerra también reclama a Sánchez acabar con "el déficit fiscal actual". Datos en mano, la Generalitat considera que el trato que recibe del Estado sigue siendo sangriento. Hace menos de un año, la Generalitat presentó un informe que situaba en 20.200 millones el déficit fiscal anual de Catalunya. Este mismo fin de semana, el Govern ha vuelto a denunciar la infrafinanciación que sufre: Catalunya aportó 3.153 euros por habitante a la caja común, mientras que recibió del Estado 2.848 euros. Resolver esto tiene dos vías, ambas complicadas para Sánchez. Una sería buscar una mejora bilateral para Catalunya, lo que le complicaría mucho la vida de cara al resto de comunidades. La otra sería reformar el sistema de financiación en su conjunto, una carpeta pendiente desde hace una década y que nadie se atreve a abrir porque hay tantas propuestas como presidentes autonómicos.

Amnistía (Junts y ERC)

Junts y ERC coinciden en reclamar la amnistía para todos los juzgados, encausados e investigados en causas relacionadas con el Procés. Que es una condición que el PSOE tiene difícil aceptar lo demuestra la hemeroteca: hasta ahora siempre ha impedido de la mano del PP y Vox que cualquier iniciativa de este tipo prospere en el Congreso. De hecho, los socialistas han impedido que se llegara a debatir siempre que el independentismo ha intentado llevarlo a la cámara baja. ¿Qué margen tiene Sánchez para cambiar de parecer? Se hace difícil verlo. Hasta ahora sí ha aceptado cierta desjudicialización –ha aprobado los indultos, ha derogado la sedición y ha hecho cambios en el Tribunal de Cuentas–, pero nunca una solución global para todos los afectados. La diferencia existe incluso en el punto de partida: para el PSOE una amnistía es inconstitucional, mientras que para el independentismo sería perfectamente legal.

Autodeterminación (Junts y ERC)

Lo más cerca que Catalunya ha estado de la autodeterminación ha sido en dos votaciones unilaterales, la consulta del 9-N y el referéndum del 1-O, que han contado con la oposición frontal del Estado. Con el 1-O, incluso por medio de la violencia policial. No parece que haya posibilidad alguna de hacer cambiar al PSOE, al menos a corto plazo. ERC le ha ofrecido una pista de aterrizaje a Sánchez: que al menos acepte tratar la propuesta de un referéndum pactado en la mesa de diálogo. Es una salida que permitiría desatascar la investidura y ganar tiempo tanto a socialistas como a republicanos. El problema es que Junts ha dado muestras de no estar dispuesto a aceptar esta fórmula.

La ambigüedad vasca

El PNV y EH Bildu también serán claves para desatascar la investidura de Sánchez. Ahora bien, a diferencia del independentismo catalán, se han mostrado mucho más ambiguos en sus condiciones. Los jeltzales este lunes contaban en una entrevista de Andoni Ortúzar en El País que querían cambios en el "modelo territorial", pero sin demasiadas concreciones. La izquierda abertzale ya ha garantizado su sí a Sánchez porque no quieren darle a la derecha "la oportunidad de repetir elecciones". Sin embargo, esto no significa que no pongan condiciones, pero Arnaldo Otegi dijo que no serían "precios públicos". Dos países y dos formas opuestas de afrontar una negociación.

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