Tribunales

El Constitucional tumba el voto telemático y pone en riesgo la mesa independentista

El alto tribunal cierra la puerta a que Puig y Puigdemont voten a distancia para elegir la presidencia del Parlament

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El Tribunal Constitucional.

Madrid / BarcelonaA menos de una semana de que se constituya el Parlament para escoger la nueva mesa y la presidencia, el Tribunal Constitucional ha tomado una decisión que impacta de lleno en las mayorías, ya ajustadísimas, de la cámara catalana. Ha tumbado, tras un recurso de amparo del PSC, el sistema de voto telemático para que puedan votar a los exiliados y que la mesa de la anterior legislatura, dominada por los independentistas, habilitó para que Lluís Puig (JxCat) pudiera participar en los asuntos del cuarto. ¿Qué implica esto? Con esta decisión, el alto tribunal deja en el aire la participación de los diputados electos el 12-M que se encuentran en el extranjero, que son tres y pueden ser claves para decantar mayorías: Carles Puigdemont, el propio Puig (JxCat) y también Ruben Wagensberg (ERC), aunque en su caso está de baja médica y podría delegar el voto, es decir, que otro diputado vote por él. La decisión del TC, en cualquier caso, complica aún más que los independentistas puedan mantener la mesa del Parlament.

No es la primera vez que el Constitucional elimina la posibilidad de que los diputados participen a distancia. De hecho, el mecanismo con el que Puig ejercía el voto ya fue una solución transitoria que encontraron Junts, Esquerra y la CUP en abril del 2023 para driblar otra sentencia del TC: la que tumbó la posibilidad de que los diputados exiliados delegaran el voto. Hasta ese momento, Puig participaba en el Parlament a través de este mecanismo, que está regulado en el reglamento pero para casos muy concretos (diferentes de los del exdiputado): pueden delegar el voto los parlamentarios que están hospitalizados, tienen una enfermedad grave, están incapacitados o están de permiso de maternidad o paternidad. Con la sentencia de este miércoles, a la que ha tenido acceso el ARA, el Constitucional cierra la puerta a ambas opciones, tanto la del voto telemático como la delegación del voto para los exiliados.

¿Cómo lo argumenta? Remarca que el voto siempre debe ser presencial y que sólo se puede "exceptuar" esta regla cuando deben "salvaguardarse otros valores constitucionales y respetan el principio de proporcionalidad". Un supuesto, dice, que no se da en el caso de los exiliados: "No se produce en los casos en los que voluntariamente se ha decidido eludir la acción de la jurisdicción penal española y sobre quien pesa una orden judicial de búsqueda y captura" .

El alto tribunal va más allá e incluso acusa a la mayoría independentista de crear una solución ad hoc para Puig: "No había pretensión de generalidad [dicen sobre el acuerdo de la mesa que permitió el voto del exiliado], cuyo único fin era eludir el acatamiento de la jurisprudencia constitucional". De hecho, los independentistas se comprometieron a regular el voto telemático a través de una reforma del reglamento, pero con la convocatoria de elecciones anticipadas, esa intención quedó en el cajón. Los mismos letrados de la cámara, de hecho, han insistido en que este sistema de votación debe regularse por esta vía y que no puede estipularse por un acuerdo de la mesa.

El TC ha admitido el recurso de amparo que había presentado el grupo parlamentario del PSC, que argumentaba que se había vulnerado el artículo 23.2 de la Constitución. "[Los ciudadanos] tienen derecho a acceder en condiciones de igualdad a las funciones y cargos públicos, con los requisitos que señalan las leyes", dice este precepto. Sea como fuere, la resolución también deja claro que, si bien es nulo el acuerdo de la mesa que permitía el voto telemático, no se invalidan las votaciones en las que Puig ha participado hasta ahora.

La patata caliente para la mesa de edad

Ahora habrá que ver qué decide la mesa de edad del Parlament en la sesión constitutiva del próximo lunes: si acatara la resolución del TC, Junts tendría dos votos menos. En el caso del republicano Wagensberg, podría ejercer el voto delegado siempre que lo pidiera –aún no lo ha hecho– y acreditara que sufre una enfermedad grave, ya que de esta forma entraría en el supuesto previsto en el reglamento.

Quien tiene la patata caliente de tener que decidir si cuenta o no los votos es la mesa de edad, que preside la primera sesión constitutiva de la legislatura y está formada por el mayor diputado y los dos más jóvenes. La presidirá Agustí Colomines (JxCat), del sector más duro de Junts, y también habrá una representante de Esquerra, Mar Besses, y una de Vox, Júlia Calvet. Con mayoría independentista, podrían intentar buscar otro subterfugio para contar los votos de los exiliados, pero se arriesgarían a un recurso de amparo en el Tribunal Constitucional y que se anulara la votación sobre la presidencia del Parlament. Un hecho sin precedentes. Y es que a todo ello se añade otro elemento: el sistema de votación para elegir a la mesa del Parlament es especial y, por definición, difícil de hacer a distancia. Se hace por voto secreto, a través de urna y papeleta, y vota de forma individual cada diputado. Por tanto, los independentistas deberían encontrar un mecanismo que garantizara estas características.

Los partidos independentistas están en conversaciones para forjar una mayoría en la mesa pese a que le hayan perdido en el pleno. Los números saldrían si se aliaran Junts, Esquerra y la CUP –59 diputados–, ya que sumarían más que el PSC y los Comuns (48) o el PSC y el PP (57). Ahora bien, si no pueden votar ni Puigdemont ni Puig, los independentistas se quedarían con 57 escaños y dependerían de los comunes –a los que han hecho una propuesta de "mesa antirrepresiva"– para superar a los socialistas y los populares. Y es que, de empatar a 57, se repetiría la votación hasta cuatro veces y saldría elegido el candidato de la candidatura con más escaños. Es decir, el PSC. También se quedarían la presidencia los socialistas si se formara una mayoría de izquierdas entre los de Salvador Illa, los republicanos y los comunes, pero ERC ha dicho que prioriza una mesa "antirepresiva".

De hecho, Esquerra ha emitido un comunicado denunciando la decisión del Constitucional porque admite que la resolución puede "dificultar" que salga elegida una mesa soberanista. El secretario general de Junts, Jordi Turull, por su parte, ha reaccionado a X diciendo que "los partidos españoles siempre tienen el comodín del TC y el Tribunal Supremo para contrarrestar el resultado de las urnas". De momento, los independentistas no se mojan sobre qué harán el próximo lunes: si aceptarán los votos de los exiliados o no.

Ahora bien, todavía hay una incógnita más: ¿qué harán la extrema derecha catalana y la española? ¿Votarán sus propios candidatos? ¿Vox se alineará con el PSC a pesar de que le ha demonizado en campaña? ¿Aliança Catalana apoyará al candidato que presenten Junts, ERC y la CUP? Si no anuncian el sentido de su voto antes, el misterio se mantendrá hasta el final, ya que dado que el voto es secreto la sorpresa puede aflorar en el pleno cuando se haga el recuento.

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